miércoles, 18 junio 2025

Te contamos cómo proteger a tu mascota de las olas de calor y cómo identificar si está sufriendo una

Las olas de calor ya no son un fenómeno excepcional, sino que se han convertido en parte del paisaje habitual de los veranos en España, donde las temperaturas extremas se mantienen durante días o incluso semanas. En 2023, nuestro país fue el segundo de Europa con más muertes relacionadas con el calor, una realidad que pone de manifiesto la urgencia de tomar precauciones. Pero mientras los humanos buscamos refugio en la sombra o el aire acondicionado, muchas veces olvidamos que nuestras mascotas también sufren, y en muchos casos, con más intensidad.

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Las olas de calor no solo agotan a quienes caminamos por la calle o pasamos horas bajo el sol, también pueden causar estragos en perros y gatos. Estos animales no regulan su temperatura como nosotros, y su exposición a ambientes calurosos puede derivar en consecuencias tan graves como un golpe de calor. Por eso, es fundamental entender cómo se manifiesta el malestar en ellos y qué medidas de prevención debemos adoptar durante los días más calurosos del año.

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Trucos caseros contra las olas de calor

Fuente: Pexels

Durante las olas de calor, pequeños gestos pueden marcar la diferencia. Para los perros, una pequeña piscina con agua fresca en el jardín puede ser un verdadero oasis. Para los gatos, más reacios al agua, un paño húmedo en las patas y el vientre puede ayudar a reducir su temperatura corporal. Otra opción efectiva es colocar botellas congeladas envueltas en toallas para que se tumben cerca, o utilizar mantas refrescantes con materiales especiales que absorben el calor.

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Además, existen en el mercado esterillas refrigerantes y accesorios diseñados específicamente para combatir el calor en animales. Solo es importante asegurarse de que sean seguros y resistentes a mordiscos, especialmente si contienen gel. Las olas de calor no tienen por qué poner en peligro a nuestras mascotas si estamos atentos y actuamos con sentido común. Ellos no pueden pedir ayuda con palabras, pero sí nos hablan con su comportamiento. Escucharlos puede salvarles la vida.

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