Ayer conocíamos en Madrid una noticia vital para uno de los proyectos grandes de la ciudad de cara al próximo año 2026, la disputa del Gran Premio de Fórmula 1 en la capital que tendrá lugar en el distrito de Hortaleza y Barajas. Algo que ha puesto en pie de guerra a parte de los vecinos de esa zona de la capital. Los vecinos confían en la táctica contra el ruido del Bernabéu para parar el evento
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha asestado un revés al Grupo Municipal de Más Madrid al denegar la suspensión cautelar del Plan Especial para la construcción del circuito de Fórmula 1 en el recinto ferial Juan Carlos I. La decisión, conocida ayer, se fundamenta en la falta de «prueba alguna» que respalde las alegaciones presentadas por la formación política.
En un auto contundente, la Sala de lo Contencioso-Administrativo desestimó la medida cautelar solicitada y, además, impuso las costas procesales a Más Madrid. El grupo municipal había solicitado la paralización de los efectos del acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de Madrid del pasado 25 de febrero de 2025, que aprobaba definitivamente el Plan Especial.
ALEGACIONES POR LA FALTA DE PRUEBAS
Más Madrid argumentaba que la aprobación del plan implicaba una «regresión en las medidas ambientales acordadas y exigidas por la Unión Europea para Madrid». Asimismo, criticaba que se anteponían «consideraciones económicas no motivadas a las debidas políticas públicas favorables a la salud de las personas» y que se ponía «en riesgo la seguridad del vecindario cercano al circuito así como al medio ambiente.
Sin embargo, los magistrados han calificado estas alegaciones de «genéricas» y «carentes de prueba alguna». Han señalado que, si bien es indudable que la construcción de un circuito generaría efectos temporales, la argumentación de Más Madrid «daría a entender que cualquier construcción o ejecución de una obra debería paralizarse por el mero hecho de provocar molestias».
El auto también subraya la «reversibilidad de la situación» de los terrenos. A juicio del tribunal, no se aprecia una irreversibilidad generada por la ejecución del circuito, ya que se podrían llevar a cabo trabajos de restauración si fuera necesario.
El Plan Especial, que salió adelante en el Pleno de Cibeles con los votos a favor del Partido Popular, busca habilitar nuevos usos en los terrenos de Ifema Madrid para que la Fórmula 1 pueda ser una realidad en la capital a partir de 2026. Más Madrid ya había presentado un recurso contencioso-administrativo a finales de abril contra dicho plan, solicitando su suspensión cautelar.
La denegación de esta medida cautelar supone un espaldarazo al proyecto de la Fórmula 1 en Madrid, aunque la batalla legal de fondo aún continúa. Aunque desde Más Madrid indican que en siguientes instancias judiciales podrán ganarse los recursos.
STOP FÓRMULA 1 CONTRA LA DISPUTA DEL GRAN PREMIO
Para parte de los vecinos, encuadrados en la Asociación Vecinal Stop Fórmula 1, la llegada del Gran Premio de a Madrid, con Valdebebas como escenario principal, ha encendido las alarmas entre los residentes del barrio. Lo que para algunos es un sueño, para los vecinos afectados se perfila como una pesadilla de ruidos, colapso y obras interminables. «Esto no es San Fermín, no es una semana», sentencian, anticipando un impacto que se extenderá mucho más allá de los días de competición.
El problema principal, según denuncian, reside en la percepción errónea del impacto sonoro. El Ayuntamiento, en un intento de relativizar la situación, ha equiparado los 100 decibelios esperados a «el doble que una aspiradora». Sin embargo, los vecinos advierten que la escala de decibelios es logarítmica, lo que significa que 100 decibelios son cien mil veces más potentes que 50. Si el límite diurno es de 65 decibelios y se esperan 95, esto representa mil veces más ruido, una cifra que consideran «insalubre» y «sin por dónde cogerlo».
EL COLAPSO DE VALDEBEBAS
Más allá del ruido, la preocupación se centra en la duración de las obras y el consecuente colapso del barrio. No se trata solo de los días de carrera, sino de tres meses de montaje y dos de desmontaje cada año. Este calendario transformará la vida de los vecinos, quienes anticipan un barrio «jaulado» y una M-40 intransitable.
Valdebebas se queda jaulado, sin poder salir hacia la M-40. Con lo cual saldrían por Sanchinarro», explican. La previsión es de hasta 3.000 coches buscando aparcamiento en los alrededores del IFEMA, una zona ya saturada. Este «colapso» se extendería a las empresas colindantes en Rivera del Loira, cuyos empleados se verán obligados a buscar aparcamiento en el interior de la M-40, agravando aún más el problema.
Los afectados no se quedan de brazos cruzados. Tras la aprobación inicial por parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, los vecinos, apoyados por diversas plataformas y asociaciones ecologistas, se preparan para una batalla legal en múltiples frentes.
«Sabemos que faltan como 5 o 10 días para que el Ayuntamiento tramite, entregue a la justicia su proyecto y lo estamos estudiando», explican. Las razones para su demanda serán similares a las que rodearon el caso del Bernabéu: contaminación, tráfico, licencias irregulares e interés general. Consideran que el proyecto es «ilegal» y buscan demostrarlo ante los jueces antes de que el evento se consolide.
Aunque reconocen no ser expertos en materia legal, confían en que la justicia les dé la razón. Su objetivo es claro: impedir que «nunca» se corra en Valdebebas, conscientes de que una vez que el evento se celebre, las consecuencias serían irreparables. «Si se corriera una sola vez, el barrio se echaría las manos a la cabeza y no habría una segunda oportunidad a semejante monstruo», afirman.
UN EVENTO CONTRA LA SALUD PÚBLICA Y EL DERECHO AL DESCANSO
El discurso de los vecinos va más allá de la molestia puntual. Hablan de un problema de salud pública real para los residentes de primera línea, un problema social por el caos de tráfico y un problema ecológico por la deforestación de cientos de árboles.
Critican la elección de Valdebebas, un barrio residencial, cuando «Madrid tiene espacio» y sugieren alternativas como el Jarama, descartado precisamente por el ruido excesivo. La situación es vista como una contradicción flagrante: a quienes se les prometió un parque les llega ahora asfalto y ruido. La indignación es palpable, y el mensaje, claro: «Nuestro enemigo es el proyecto. Hay un proyecto que viene a destruir el barrio. Y nosotros somos un barrio que vamos a destruir el proyecto porque consideramos que es ilegal.»
Mientras tanto, los vecinos de Valdebebas y zonas aledañas como Sanchinarro, se organizan de forma autogestionada para informar a sus conciudadanos, buzoneando información y movilizando recursos propios. La lucha apenas comienza, pero su determinación es firme: proteger su hogar y su calidad de vida.
