El bajón de energía que suele golpearnos tras la comida es casi un rito de paso en la jornada, un enemigo invisible que acecha con la promesa de descanso pero a menudo deja una sensación de derrota. Es ese momento en que los párpados pesan, la concentración se desmorona y la única solución que parece viable es echar una cabezadita, una siesta que, si no se maneja con astucia, puede convertirse en una trampa. Todos hemos experimentado esa tentación irrefrenable de cerrar los ojos, buscando un alivio rápido a la fatiga que nubla el pensamiento y ralentiza cada movimiento.
Lo frustrante viene después, ese despertar aturdido, como si el cerebro estuviera cubierto por una densa niebla que tarda en disiparse, un estado peor que el cansancio original. Esa sensación de «resaca de siesta» es lo que ha dado mala fama a un hábito que, bien aplicado, puede ser una herramienta potentísima para revitalizar cuerpo y mente. Pero, ¿cuál es el secreto para evitar esa pesadez y levantarse como nuevo, listo para afrontar la tarde con renovada energía?
9MITOS Y VERDADES SOBRE EL DESCANSO VESPERTINO

Circulan muchas ideas equivocadas sobre la siesta que confunden a la gente y les impiden beneficiarse de ella. Uno de los mitos más extendidos es que si duermes siesta, no podrás dormir bien por la noche. Esto es cierto si la siesta es muy larga o muy cerca de la hora de acostarse, pero una siesta corta de 20-26 minutos, especialmente si se toma a mitad del día, rara vez interfiere con el sueño nocturno; de hecho, al reducir la presión del sueño durante la tarde, puede incluso mejorar la calidad del descanso nocturno al evitar que llegues agotado y sobreexcitado a la cama.
Otro mito es que la siesta es solo para personas mayores o para niños. La realidad es que el bajón de energía de la tarde es un fenómeno fisiológico que afecta a personas de todas las edades, especialmente a aquellos con trabajos exigentes mental o físicamente. La siesta es una herramienta universal para combatir la fatiga y mejorar el rendimiento, independientemente de los años que tengas. Desmontar estos mitos es fundamental para que más personas se animen a probar y experimentar los beneficios de una siesta estratégica.