viernes, 20 junio 2025

Estás abriendo mal los yogures y tirando a la basura su parte más saludable en proteínas y probióticos

Desde hace años, al abrir esos envases individuales de yogures que pueblan nuestras neveras, muchos de nosotros hemos desarrollado un gesto casi instintivo: inclinar el recipiente, retirar con cuidado la tapa de aluminio y, si aparece, verter ese líquido translúcido que flota sobre la masa láctea. Lo vemos como una especie de suero residual, una imperfección del proceso, algo que sobra y que, para qué engañarnos, resulta poco apetitoso a simple vista. Pero, ¿y si ese gesto tan común, tan mecánico, nos estuviera privando de la esencia misma de lo que buscamos al consumir este producto?

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Ese «agua» que descartamos con tanta ligereza no es, ni mucho menos, simple líquido aguado sin valor. Detrás de esa capa superficial se esconde una concentración de nutrientes y elementos esenciales que, irónicamente, son precisamente los que hacen que los yogures sean tan recomendables para nuestra dieta diaria, una pequeña mina de oro nutricional que la mayoría ignora o directamente desecha. Hemos sido educados, quizá sin darnos cuenta, para valorar solo la parte sólida, la crema, olvidando que en ese suero se encuentra una parte fundamental de su perfil saludable y beneficioso. Es hora de replantearnos cómo interactuamos con nuestro desayuno o merienda favorito.

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DESCIFRANDO EL MISTERIO DEL SUERO: QUÉ ES REALMENTE

Fuente: Freepik

Ese líquido translúcido que tantos desprecian no es otra cosa que suero lácteo, un componente natural que se separa de la cuajada durante el proceso de fermentación de la leche para obtener yogur. Es un subproducto del proceso de elaboración, indicativo de que la fermentación se ha producido de forma natural y que el producto ha reposado adecuadamente, permitiendo que los sólidos se compacten en el fondo y el líquido se eleve a la superficie. Lejos de ser un desecho, es parte integral de la composición original.

La presencia de este suero no debe entenderse como un defecto, sino como una característica de un yogur que no ha sido excesivamente procesado o al que no se le han añadido estabilizantes para evitar precisamente esa separación. En un yogur natural tradicional, es completamente normal y esperable encontrar esta capa líquida, y su ausencia total en algunos productos puede ser, en realidad, un indicativo de que ha pasado por procesos industriales que alteran su estado natural para hacerlo visualmente más homogéneo y aparentemente «perfecto» para el consumidor que no conoce este detalle.

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