Desde hace años, al abrir esos envases individuales de yogures que pueblan nuestras neveras, muchos de nosotros hemos desarrollado un gesto casi instintivo: inclinar el recipiente, retirar con cuidado la tapa de aluminio y, si aparece, verter ese líquido translúcido que flota sobre la masa láctea. Lo vemos como una especie de suero residual, una imperfección del proceso, algo que sobra y que, para qué engañarnos, resulta poco apetitoso a simple vista. Pero, ¿y si ese gesto tan común, tan mecánico, nos estuviera privando de la esencia misma de lo que buscamos al consumir este producto?
Ese «agua» que descartamos con tanta ligereza no es, ni mucho menos, simple líquido aguado sin valor. Detrás de esa capa superficial se esconde una concentración de nutrientes y elementos esenciales que, irónicamente, son precisamente los que hacen que los yogures sean tan recomendables para nuestra dieta diaria, una pequeña mina de oro nutricional que la mayoría ignora o directamente desecha. Hemos sido educados, quizá sin darnos cuenta, para valorar solo la parte sólida, la crema, olvidando que en ese suero se encuentra una parte fundamental de su perfil saludable y beneficioso. Es hora de replantearnos cómo interactuamos con nuestro desayuno o merienda favorito.
3EL PODER NUTRITIVO DEL LÍQUIDO MILAGROSO DE LOS YOGURES
Y aquí es donde reside el verdadero secreto y el motivo por el cual no deberíamos tirar ni una gota de ese suero. Este líquido está cargado de nutrientes de alto valor biológico. Para empezar, es una fuente concentrada de proteína de suero (whey protein), una proteína de absorción rápida muy valorada por su perfil completo de aminoácidos, esencial para la reparación y crecimiento muscular, así como para numerosas funciones corporales. Es el mismo tipo de proteína que se vende en suplementos para deportistas, pero aquí la encontramos de forma natural e integrada en un alimento completo.
Además de proteínas, el suero contiene una parte importante de los probióticos, esas bacterias beneficiosas que son la razón principal por la que los yogures son tan buenos para nuestra salud intestinal. Durante la fermentación, estas bacterias se desarrollan y una fracción significativa de ellas termina suspendida en el suero, lista para colonizar nuestro intestino y contribuir a un microbioma saludable, lo que a su vez impacta positivamente en nuestra digestión, sistema inmunológico e incluso estado de ánimo. Desechar el suero es, en esencia, tirar una parte de esos valiosos microorganismos vivos.