lunes, 23 junio 2025

Ayuso baja el tono tras el fuego amigo de Feijóo y el PP vasco

El Partido Popular de Madrid ha optado por una posición de insólita cautela en medio de las recientes tensiones internas que sacuden al partido a nivel nacional. La reforma del sistema de primarias y la polémica en torno al llamativo comportamiento de Isabel Díaz Ayuso durante la última Conferencia de Presidentes han generado fricciones que han dejado al descubierto las diferencias entre las distintas familias del PP.

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Sin embargo, desde el equipo de la polémica dirigente se insiste en su voluntad de respaldo a la dirección nacional, aunque matizan que ciertos aspectos del nuevo modelo de elección deben pulirse. La reforma estatutaria impulsada por Alberto Núñez Feijóo para ser aprobada en el próximo Congreso nacional plantea un cambio significativo respecto al sistema de primarias vigente desde 2017.

Feijóo ha apostado por eliminar la doble vuelta y establecer un modelo más controlado por los compromisarios, una vuelta parcial al sistema previo, lo que generó preocupación en sectores del partido que reclaman una participación directa de la militancia, como el PP madrileño. Tras semanas de tensiones, finalmente se ha consensuado un modelo híbrido que no convence al PP madrileño.

Los afiliados votarán en sus respectivas provincias por un candidato a la presidencia nacional y por los compromisarios que le representarán en el congreso. Sólo los delegados electos de la candidatura ganadora podrán votar en la fase final. En Génova defienden que el nuevo sistema garantiza una participación relevante de la militancia y lo comparan con el funcionamiento de unas elecciones generales, donde los ciudadanos eligen a sus representantes parlamentarios, quienes a su vez designan al presidente del Gobierno.

Desde el entorno de Ayuso se subraya que la propuesta mantiene el principio de «un afiliado, un voto» que promueve la baronesa, aunque admiten que el modelo no garantiza al 100% que los compromisarios respeten la voluntad militante, ya que el voto en el congreso sigue siendo secreto.

Esta preocupación remite al precedente de 2018, cuando Pablo Casado se impuso a Soraya Sáenz de Santamaría pese a no ser el más votado en la primera vuelta. Por el momento, el PP de Madrid no ha confirmado si presentará enmiendas al texto, aunque destaca que la presidenta autonómica ha estado en contacto con la dirección nacional durante todo el proceso. En privado, fuentes madrileñas afirman que el texto fue «pactado» con Ayuso y que su equipo no quiere alimentar más tensiones con Feijóo.

Pese a lo cual, existe un runrún que dice que Núñez Feijóo apuesta por los compromisarios por si no alcanza La Moncloa en 2027. Entonces, los apoyos que concita en Galicia, Andalucía o la Comunidad Valenciana podrían darle fuerza ante una eventual candidatura de Díaz Ayuso, a la que se presume que arrasaría entre la militancia y que ahora podría preparar enmiendas al proceso de elección del presidente del PP.

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HARTAZGO EN EL NORTE POR LA ACTITUD DE AYUSO

La llamativa prudencia del ruidoso PP madrileño también se entiende como una estrategia para preservar su posición dentro del partido, especialmente en un momento en el que Ayuso está en el foco mediático por otros motivos. Su comportamiento durante la reciente Conferencia de Presidentes ha generado malestar, no sólo entre sus habituales adversarios, sino también dentro del propio PP.

La presidenta de la Comunidad de Madrid abandonó la sala cuando varios presidentes autonómicos comenzaron a intervenir en lenguas cooficiales distintas del castellano, algo que ha provocado un fuerte rechazo desde el PP guipuzcoano.

El portavoz de los ‘populares’ en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Mikel Lezama, expresó su vergüenza ante lo que calificó como una «falta de respeto». En declaraciones a la emisora vasca Euskadi Irratia, Lezama denunció que Ayuso convierte la libertad en una consigna selectiva: «La libertad también es usar el idioma que quieras», declaró en claro dardo contra la dirigente.

Gipuzkoa Moncloa
Mikel Lezama en Euskadi Irratia. Foto: EiTB.

Lezama fue especialmente crítico con la instrumentalización política de este tipo de gestos. «Igual eso le beneficia en Madrid, pero para qué se mete en nuestras cosas», se preguntaba, lamentando que ese tipo de acciones dañen al partido en territorios donde el PP ya enfrenta grandes dificultades para consolidar apoyos.

La actitud de Ayuso contrastó con la de otros líderes populares como Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia, quien abrió su discurso en gallego. Este gesto fue interpretado como una muestra de respeto al pluralismo lingüístico y, de paso, como una sutil crítica a la postura de su compañera madrileña.

Rueda se declaró «muy orgulloso» de su idioma, aunque, tras unas breves palabras en gallego, pasó al castellano. También Salvador Illa y el lehendakari Imanol Pradales usaron únicamente sus lenguas cooficiales. Desde Génova se ha intentado minimizar el conflicto, señalando que Ayuso eligió hablar en el idioma de todos, en alusión al español. Sin embargo, el malestar persiste en algunas regiones del partido.

Ayuso justificó su actitud asegurando que no estaba dispuesta a usar un pinganillo para seguir intervenciones en otras lenguas, lo que reafirmó su imagen confrontadora. En este contexto de tensiones cruzadas, el PP madrileño prefiere modular su discurso y presentarse como un actor leal a la dirección nacional, al menos públicamente.

Consciente de que su presidenta acumula poder interno y popularidad, pero también genera controversia, la dirección regional del partido evita echar más leña al fuego mientras se acercan momentos decisivos para el futuro del PP. Con la vista puesta en el Congreso nacional, y a pesar de las diferencias internas, tanto Feijóo como Ayuso parecen estar midiendo cuidadosamente sus pasos.

Especialmente delicado es el momento para Díaz Ayuso, muy criticada desde la oposición madrileña por el escándalo fiscal que protagoniza su pareja Alberto González Amador y los llamados protocolos de la vergüenza.

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