El rendimiento físico es una prioridad para quienes practican deporte, ya sea de forma profesional o como parte de una rutina saludable. Normalmente, al hablar de mejorar la fuerza, la resistencia o la capacidad de recuperación, se suele pensar en proteínas y carbohidratos. Sin embargo, hay un tercer componente que muchos pasan por alto y que podría estar marcando la diferencia sin que lo sepas: las grasas saludables.
Este nutriente, que durante décadas ha sido injustamente demonizado, está empezando a recuperar su lugar en las conversaciones sobre salud y deporte. Diversos estudios respaldan su papel esencial no solo en la producción de energía sostenida, sino también en el equilibrio hormonal, la función cerebral y el control de la inflamación. Ignorarlas no solo limita el progreso físico, sino que puede estar comprometiendo la salud a largo plazo.
3El rendimiento físico también se entrena desde la cocina

El rendimiento físico empieza mucho antes de pisar el gimnasio. Desde el desayuno hasta la cena, cada comida es una oportunidad para alimentar el cuerpo de manera eficiente. Incluir grasas saludables puede ser tan sencillo como añadir una cucharada de aceite de oliva a una ensalada, incluir semillas en el yogur o tomar un puñado de nueces como tentempié.
Es importante también combinar estas grasas con proteínas de calidad y fibra para potenciar su efecto y facilitar la digestión. Para quienes buscan optimizar su rendimiento físico, el truco está en mantener una dieta variada y completa, en la que todos los nutrientes cumplan su función. Las grasas, lejos de ser un enemigo, pueden convertirse en uno de los mayores aliados del entrenamiento y la salud integral.