‘Supervivientes 2025’ ha llegado a su fin, pero el debate final no ha estado exento de sorpresas, ausencias llamativas y confesiones inesperadas. Aunque todos los ojos estaban puestos en Anita Williams, la cuarta finalista del concurso, la gran noticia de la noche fue la ausencia de Montoya, el tercer clasificado. Su silla vacía generó más comentarios que muchas de las intervenciones en plató, y es que el exconcursante decidió no asistir por una recomendación médica que ha encendido las alarmas entre los seguidores del programa.
Montoya, conocido por su paso previo por ‘La isla de las tentaciones’, no ha podido gestionar emocionalmente todo lo que ha supuesto encadenar dos realities y vivir bajo el foco mediático. Así lo explicó Carlos Sobera en directo, aclarando que el joven de Utrera necesitaba tomar distancia y cuidar su salud mental. La presión, la exposición constante y los conflictos personales parecen haberle pasado factura, y su decisión de no acudir ha sido entendida como un gesto de protección personal.
2La salud mental debe ser muy cuidada después de esta experiencia

La experiencia en ‘Supervivientes’ no termina cuando los concursantes abandonan los Cayos Cochinos. De hecho, para muchos, el verdadero reto comienza al volver a casa y enfrentarse a la repercusión mediática. En el caso de Montoya, esta presión ha sido tal que los profesionales de la salud le han recomendado frenar en seco. No solo ha evitado el debate final, sino que tampoco ha respondido a los mensajes de compañeros como Borja, quien también ha mostrado preocupación por él.
Anita, por su parte, también ha pedido un respiro. Visiblemente afectada, solicitó en directo a Carlos Sobera que no se volviera a hablar más del tema entre ella y Montoya en el programa. “Yo también necesito descansar la cabeza”, expresó. Tras una semana de actos públicos, entrevistas y debates, la exconcursante confesó que lo único que desea ahora es viajar a Barcelona y reencontrarse con su hijo. Su petición pone en evidencia la cara menos visible de ‘Supervivientes’ y es la exigencia emocional que recae sobre quienes se convierten en protagonistas más allá del concurso.