La OCU ha vuelto a poner el dedo en la llaga, y no es para menos, ya que el universo de las aplicaciones móviles esconde a menudo trampas económicas que pasan desapercibidas para el usuario medio. Hablamos de esas suscripciones que se activan casi sin darnos cuenta, aprovechando un descuido, una letra pequeña ilegible o la promesa de un servicio gratuito que, de repente, comienza a generar cargos recurrentes en nuestra cuenta bancaria. Un goteo de dinero que, euro a euro, puede convertirse en una sangría considerable a final de mes, y que tiene a muchos con la mosca detrás de la oreja.
El fenómeno no es nuevo, pero parece haberse sofisticado con el auge de los servicios digitales, donde la facilidad para contratar contrasta con la dificultad, a veces hercúlea, para darse de baja. La Organización de Consumidores y Usuarios lleva tiempo advirtiendo sobre estas prácticas, que rayan en lo abusivo y juegan con la confianza y, en ocasiones, con la falta de pericia tecnológica de una parte de la población. La clave está en estar alerta y saber dónde mirar, porque muchas de estas apps están instaladas en nuestros teléfonos sin que seamos plenamente conscientes de sus implicaciones financieras.
3SUSCRIPCIONES FANTASMA: ESA SANGRÍA SILENCIOSA EN TU CUENTA CORRIENTE

El concepto de «suscripciones fantasma» describe perfectamente la naturaleza de estos cargos: aparecen en nuestra cuenta sin que tengamos un recuerdo claro de haberlos autorizado de forma continuada, convirtiéndose en una fuga de dinero silenciosa pero constante que merma nuestra capacidad económica. Pueden ser servicios que utilizamos una vez y olvidamos, aplicaciones que descargamos por curiosidad y que activaron una suscripción por defecto, o incluso cargos de apps que ya ni siquiera tenemos instaladas en nuestro dispositivo pero cuya vinculación de pago sigue activa en la plataforma.
Identificar estas sangrías requiere una revisión minuciosa y periódica de los movimientos bancarios y de las suscripciones activas en las tiendas de aplicaciones, una tarea que no todo el mundo realiza con la disciplina necesaria. La OCU insiste en la importancia de este control, ya que la detección temprana es clave para detener los cobros indebidos y, en algunos casos, poder reclamar la devolución de ciertas cantidades. La pereza o el desconocimiento pueden salir muy caros cuando se trata de estos pequeños pero persistentes «vampiros» digitales.