La DGT vuelve a ser protagonista en las conversaciones de los conductores españoles, y no es para menos, ya que una nueva regulación referente a ciertos dispositivos en nuestros vehículos ha comenzado a generar un notable revuelo. Esta normativa, que muchos desconocen en su totalidad, afecta directamente a la tecnología que algunos coches incorporan y que, hasta ahora, pasaba más o menos desapercibida para el gran público. La medida, con implicaciones directas en la seguridad vial y en el bolsillo, pone el foco en elementos que, aunque puedan parecer una ayuda, la Dirección General de Tráfico considera un obstáculo para sus objetivos de control y prevención en las carreteras.
El quid de la cuestión radica en la entrada en vigor de una prohibición que, si bien se aplica a los vehículos de nueva homologación a partir de una fecha concreta de este año, siembra dudas sobre el parque móvil existente y, sobre todo, sobre la picaresca que siempre rodea este tipo de legislaciones. Lo que se busca, en esencia, es erradicar de raíz la posibilidad de eludir los controles de velocidad mediante aparatos específicos, una práctica que la autoridad competente lleva años intentando combatir con diferente suerte. La confusión es palpable, y muchos se preguntan si ese «extra» que venía con su coche nuevo podría acarrearles un problema inesperado.
2LA LETRA PEQUEÑA DE LA NORMATIVA: NO TODO ES LO QUE PARECE

La nueva regulación impulsada por la DGT es clara en su objetivo, pero sus matices son importantes para entender su alcance real. La prohibición específica de llevar instalados sistemas de detección de radar en los vehículos entra en vigor para todos los coches de nueva homologación a partir de mediados de 2024, lo que significa que los modelos que se lancen al mercado posteriormente no podrán equiparlos de fábrica. Esto no afecta, en principio, a los vehículos matriculados con anterioridad que ya los tuvieran, siempre y cuando no se trate de inhibidores, que ya estaban terminantemente prohibidos desde hace tiempo.
Es crucial distinguir entre los diferentes tipos de dispositivos para no caer en confusiones, ya que no todos reciben el mismo tratamiento por parte de la DGT. Los avisadores de radar, que funcionan mediante GPS y bases de datos actualizadas con la ubicación de radares fijos (información pública), siguen siendo legales, pues se considera que simplemente informan de puntos conocidos. Los detectores, que activamente buscan las señales de los cinemómetros, son los ahora prohibidos en coches nuevos, mientras que los inhibidores, capaces de interferir o anular el funcionamiento de los radares, llevan años siendo ilegales y conllevan sanciones muy severas.