El lanzamiento de un nuevo visado digital para nómadas digitales siempre capta la atención, y la reciente iniciativa de Croacia en este sentido no es una excepción. Este movimiento estratégico no solo busca atraer a una comunidad global de trabajadores remotos, sino que también se perfila como un desafío directo a destinos ya consolidados, especialmente a Portugal, que ha sido durante años un imán para este colectivo.
En un mercado cada vez más competitivo por el talento global y la inversión indirecta que generan los trabajadores remotos, los países buscan ofrecer marcos legales atractivos que faciliten estancias largas y productivas. La propuesta croata, efectiva desde 2024, abre una nueva vía en el Adriático, prometiendo un entorno favorable para quienes desean combinar la flexibilidad laboral con un estilo de vida diferente, posicionándose con fuerza en el radar internacional de quienes viven y trabajan sin ataduras geográficas fijas.
3PORTUGAL: EL REY INDISCUTIBLE Y SU POTENCIAL VULNERABILIDAD
Durante años, Portugal ha liderado el ranking de destinos favoritos para nómadas digitales, impulsado por su clima agradable, coste de vida relativamente bajo (aunque en aumento), seguridad, buena conectividad y una vibrante comunidad internacional, especialmente en ciudades como Lisboa, Oporto o Lagos. El país luso fue pionero en reconocer el valor de atraer a este colectivo, inicialmente a través de su visado D7, pensado para jubilados o personas con ingresos pasivos, pero que de facto se convirtió en la ruta más utilizada por los trabajadores remotos antes de la creación de un visado específico para ellos.
La gran fortaleza de Portugal reside no solo en sus características intrínsecas, sino también en la masa crítica de nómadas que ya ha atraído, creando ecosistemas y redes de apoyo que facilitan la integración y la vida diaria de los recién llegados. Sin embargo, el éxito también ha generado desafíos, como el aumento de los precios del alquiler y la masificación en ciertas zonas, lo que podría abrir una ventana de oportunidad para destinos alternativos como Croacia, que ofrece una experiencia similar pero potencialmente menos saturada y con un coste de vida aún más accesible en algunas de sus regiones.
