Ese pequeño aparato llamado router, esa caja discreta que solemos ignorar y que nos abre las puertas al vasto mundo de internet, a veces nos lanza señales que pasamos por alto, pero que pueden ser un indicativo claro de problemas. Una de las más comunes y a la vez más desatendidas es el parpadeo incesante de alguna de sus luces indicadoras, especialmente la relativa a la actividad inalámbrica, la luz WLAN. Mucha gente cree que es algo normal, parte del funcionamiento rutinario del dispositivo que gestiona toda nuestra conectividad doméstica o profesional, pero la realidad es que, en ciertas condiciones, ese parpadeo puede esconder una historia mucho más inquietante de lo que imaginamos.
Ignorar estas señales es como desoír una alarma silenciosa en nuestra propia casa digital; podríamos estar ajenos a que nuestra conexión, que pagamos religiosamente cada mes, está siendo utilizada por terceros sin nuestro conocimiento ni consentimiento. No hablamos solo de ese vecino aprovechado que busca WiFi gratis, sino de amenazas más serias como intrusos que acceden a nuestra red para fines maliciosos o para ocultar su rastro digital, convirtiéndonos, sin saberlo, en cómplices involuntarios de actividades ilícitas.
1EL MENSAJE OCULTO TRAS EL PARPADEO CONSTANTE DEL ROUTER
El router es el cerebro de nuestra red local, distribuyendo la conexión que llega desde el proveedor. Cada luz en su panel frontal tiene un significado específico, indicando el estado de la alimentación, la conexión a internet, los puertos Ethernet y, crucialmente, la actividad de la red inalámbrica (WLAN o WiFi). Un parpadeo intermitente y pausado en la luz WLAN es lo esperable cuando hay tráfico de datos legítimo dentro de la red, como cuando usamos el móvil, el ordenador o cualquier otro dispositivo conectado, pero un parpadeo constante, frenético y sin descanso, especialmente cuando no estamos usando activamente muchos dispositivos, es harina de otro costal.
Este tipo de parpadeo, más parecido a un destello continuo que a una señal de actividad normal, sugiere un flujo de datos inusual y constante. Podría ser un indicativo de que hay uno o varios dispositivos conectados a nuestra red WiFi que no reconocemos, consumiendo ancho de banda y generando tráfico de forma persistente. En el mejor de los casos, podría ser algún aparato nuestro antiguo que está actualizándose o subiendo archivos en segundo plano, pero la experiencia dice que, con frecuencia, apunta a intrusiones no deseadas en nuestra red privada, poniendo en riesgo nuestra velocidad de conexión y nuestra seguridad digital.