viernes, 11 julio 2025

La DGT revela los cinco peores errores cometidos por los motoristas que más accidentes provocan

La DGT ha puesto el foco, una vez más, en la siniestralidad en nuestras carreteras, señalando específicamente aquellos comportamientos al manillar de una moto que, según sus análisis, son los más letales. No hablamos de meras infracciones, sino de hábitos arraigados o descuidos puntuales que, sumados, dibujan un mapa preocupante de los riesgos a los que se enfrentan (y exponen) los motoristas cada día. Es una radiografía descarnada que obliga a la reflexión urgente sobre la cultura de la seguridad en las dos ruedas en España. Este informe no es un capricho administrativo; es el resultado de años de recopilación de datos, de análisis fríos de tragedias que, en muchos casos, pudieron haberse evitado con un mínimo de conciencia y respeto por las normas y por la propia vida.

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Resulta paradójico que la sensación de libertad que buscan muchos al subirse a una moto sea precisamente lo que, mal entendida, les lleve a asumir riesgos desmedidos. La velocidad, la prisa por zigzaguear entre el tráfico, el convencimiento de que «a mí no me pasa nada» o el simple descuido de no abrocharse bien el casco o usar uno caducado, son los ingredientes perfectos para el desastre según los datos de la DGT. Estas conductas, lejos de ser anécdotas, son patrones recurrentes que se repiten en una proporción alarmante de los accidentes mortales o con lesiones graves que se registran anualmente en nuestras vías. La Administración lo advierte con insistencia, pero parece que el mensaje no cala lo suficiente o, peor aún, se ignora sistemáticamente por un sector de los usuarios de moto.

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VELOCIDAD: EL DEMONIO QUE SEDUCE Y MATA SOBRE DOS RUEDAS

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El exceso de velocidad no es solo una multa; en el contexto de la moto, es, con demasiada frecuencia, la diferencia entre un susto y una tragedia irreversible. La menor superficie de contacto con el asfalto y la ausencia de una estructura de protección hacen que cualquier impacto a alta velocidad multiplique exponencialmente sus consecuencias. La DGT insiste en que, aunque la percepción de velocidad en una moto puede ser diferente, las leyes de la física son implacables y no entienden de sensaciones, y es precisamente la incapacidad para controlar la máquina ante un imprevisto lo que convierte la velocidad excesiva en el primer factor de riesgo.

La tentación de retorcer el puño del acelerador es grande, especialmente en carreteras abiertas o al salir de una curva, pero es justo en esos momentos donde el margen de error se reduce a cero. Superar los límites establecidos, o simplemente circular a una velocidad inadecuada para las condiciones de la vía, el tráfico o el estado del firme, merma la capacidad de reacción y alarga de forma crítica la distancia de frenado. Ignorar esta realidad palpable es jugar a la ruleta rusa, una partida que, desgraciadamente, muchos motoristas acaban perdiendo con resultados fatales según los informes periódicos de la DGT.

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