viernes, 27 junio 2025

Ese dolor en la mandíbula no es estrés: podría ser un aviso silencioso de problemas cardíacos

El dolor en la mandíbula, a menudo atribuido al estrés acumulado o a alguna muela revoltosa, puede ser un síntoma engañoso que merece nuestra atención. En un mundo donde vivimos deprisa y normalizamos pequeñas molestias, es fácil caer en la trampa de restar importancia a las señales que nos envía el cuerpo, especialmente si no encajan con la imagen clásica de un problema grave, una situación particularmente relevante cuando hablamos de la salud cardiovascular, donde los avisos pueden ser mucho más sutiles de lo que imaginamos.

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Los síntomas de un infarto, por ejemplo, no siempre se manifiestan con el dolor opresivo en el pecho que tan a menudo vemos en las películas, una realidad que adquiere una dimensión crucial al considerar las diferencias de género, ya que, según diversos estudios y datos recabados por organizaciones médicas de prestigio, las mujeres con frecuencia experimentan señales distintas, a veces tan variadas como fatiga inusual, dificultad para respirar o, sí, molestias en zonas inesperadas como la mandíbula. Ignorar estas manifestaciones atípicas podría tener consecuencias serias, por lo que comprender su alcance es el primer paso para actuar a tiempo ante lo que podría ser un aviso silencioso, pero urgente, del corazón.

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MÁS ALLÁ DEL PECHO: SÍNTOMAS ATÍPICOS BAJO LA LUPA

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La imagen popular del infarto se centra casi exclusivamente en el dolor intenso en el centro del pecho que irradia hacia el brazo izquierdo, una manifestación clásica que, aunque frecuente, dista mucho de ser la única forma en que un ataque al corazón puede presentarse. Los profesionales de la salud llevan tiempo alertando sobre la importancia de reconocer los síntomas atípicos, esas señales menos evidentes que pueden aparecer en otras partes del cuerpo o manifestarse de manera menos dramática.

Estos síntomas atípicos son particularmente prevalentes en ciertos grupos de población, siendo las mujeres uno de los ejemplos más estudiados en este ámbito, donde las señales pueden ser tan variadas como fatiga extrema sin causa aparente, náuseas, mareos, sudoración fría o molestias en la espalda, el cuello, los brazos o, notablemente, la mandíbula, configurando un cuadro clínico que a menudo se confunde con otras dolencias y retrasa la búsqueda de ayuda médica urgente. La aparición de un dolor en la mandíbula sin relación con masticar o hablar, o que se acompaña de fatiga inusual, debería ser una señal para estar alerta.

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