El dolor en la mandíbula, a menudo atribuido al estrés acumulado o a alguna muela revoltosa, puede ser un síntoma engañoso que merece nuestra atención. En un mundo donde vivimos deprisa y normalizamos pequeñas molestias, es fácil caer en la trampa de restar importancia a las señales que nos envía el cuerpo, especialmente si no encajan con la imagen clásica de un problema grave, una situación particularmente relevante cuando hablamos de la salud cardiovascular, donde los avisos pueden ser mucho más sutiles de lo que imaginamos.
Los síntomas de un infarto, por ejemplo, no siempre se manifiestan con el dolor opresivo en el pecho que tan a menudo vemos en las películas, una realidad que adquiere una dimensión crucial al considerar las diferencias de género, ya que, según diversos estudios y datos recabados por organizaciones médicas de prestigio, las mujeres con frecuencia experimentan señales distintas, a veces tan variadas como fatiga inusual, dificultad para respirar o, sí, molestias en zonas inesperadas como la mandíbula. Ignorar estas manifestaciones atípicas podría tener consecuencias serias, por lo que comprender su alcance es el primer paso para actuar a tiempo ante lo que podría ser un aviso silencioso, pero urgente, del corazón.
3¿POR QUÉ LA MANDÍBULA PUEDE SER UN MAPA DEL CORAZÓN?

La conexión entre el corazón y el dolor en la mandíbula puede parecer contraintuitiva a primera vista, pero tiene una base fisiológica sólida relacionada con el sistema nervioso, los nervios que recogen la sensibilidad del corazón comparten vías nerviosas con otras partes del cuerpo, incluyendo la mandíbula, el cuello y los brazos, por lo que, cuando el corazón sufre (por falta de oxígeno durante un infarto), las señales de dolor pueden «confundirse» y percibirse en alguna de estas áreas distantes en un fenómeno conocido como dolor referido.
Esta peculiaridad neurológica explica por qué un problema cardíaco puede manifestarse como dolor en la mandíbula sin que haya ningún problema en la propia articulación temporomandibular o en los dientes, el dolor de origen cardíaco en esta zona a menudo se describe como una molestia, presión o tirantez más que como un dolor agudo localizado, y un rasgo clave es que puede aparecer o empeorar con el esfuerzo físico y aliviarse con el descanso, a diferencia del dolor mandibular por estrés o bruxismo, que suele ser constante o empeorar al mover la mandíbula. Un dolor en la mandíbula persistente, especialmente si se siente en ambos lados o irradia desde el pecho o el cuello, nunca debería ser ignorado.