Un desequilibrio hormonal puede tener muchas consecuencias a corto, mediano y largo plazo en el cuerpo. Sentirse irritable sin una causa aparente, estallar por detalles insignificantes o vivir en un estado de constante nerviosismo puede tener una explicación mucho más biológica de lo que creemos. Aunque el ritmo de vida actual y el estrés son factores que afectan directamente al estado de ánimo, hay ocasiones en las que el origen está en el interior del cuerpo y puede ser causado por las hormonas.
El sistema endocrino regula funciones esenciales del organismo a través de un complejo entramado de hormonas. Estas pequeñas sustancias químicas influyen en el sueño, el apetito, el deseo sexual, la concentración y también en las emociones. Cuando se alteran sus niveles, incluso de forma leve, pueden generar síntomas difíciles de identificar como físicos o psicológicos. Y es en ese punto donde el desequilibrio hormonal se convierte en una causa invisible pero poderosa de la irritabilidad cotidiana.
2El desequilibrio hormonal da señales silenciosa

Muchas personas conviven con síntomas de desequilibrio hormonal sin saberlo. Además de la irritabilidad, pueden aparecer otros signos sutiles como fatiga persistente, niebla mental, problemas para dormir, cambios en el apetito o incluso irregularidades menstruales. Al tratarse de síntomas comunes y aparentemente “normales”, no siempre se relacionan con un desajuste hormonal, lo que retrasa su detección y tratamiento.
La clave está en observar patrones; como por ejemplo, si el mal humor se repite de forma cíclica o se acentúa en determinadas fases del mes, podría tratarse de un síndrome premenstrual intensificado por un desequilibrio hormonal. En hombres, aunque menos frecuente, también puede producirse por una caída de testosterona. En ambos casos, acudir a un especialista y solicitar un análisis hormonal puede ser el primer paso para comprender lo que está ocurriendo y recuperar la estabilidad emocional.