Castilla y León es tierra de castillos, de historias legendarias y de paisajes que encierran siglos de memoria. Entre sus joyas más singulares se encuentra una fortaleza que no solo impone por su aspecto sobrio y macizo, sino por los secretos que guarda bajo sus cimientos. Situado en el pequeño municipio de Portillo, en la provincia de Valladolid, este castillo se ha convertido en el epicentro de leyendas, hazañas y episodios históricos tan fascinantes como desconocidos. Su gran protagonista es, sin duda, un pozo sin fondo que ha desafiado generaciones.
La fortaleza de Portillo no es simplemente una construcción más del repertorio medieval de Castilla y León. Entre sus muros se escribió parte de la historia política del reino. Fue prisión de nobles influyentes como Álvaro de Luna, valido de Juan II, y testigo de intrigas palaciegas. Pero lo que más llama la atención no es solo su pasado, sino su pozo excavado en roca viva, con más de 34 metros de profundidad, tallado en tiempos de asedio para acceder al agua en plena meseta castellana.
2En este lugar cada piedra tiene algo que contar

Portillo es, sin duda, uno de esos destinos en Castilla y León donde la historia se vuelve tangible. La visita al castillo se puede completar con un recorrido por la iglesia de San Juan Evangelista, también Bien de Interés Cultural. Su arquitectura es un compendio de estilos; una mezcla entre lo gótico, lo plateresco y lo herreriano, que se dan la mano en una construcción que testimonia la evolución artística de la región.
Pero más allá de los monumentos, lo que convierte a Portillo en un rincón imprescindible es su capacidad para conservar el alma de Castilla y León. No solo por su patrimonio, sino por sus relatos. Todo en este pueblo vallisoletano invita a detenerse, a escuchar y a dejarse llevar por la profundidad de sus secretos. Visitarlo es recordar que, a veces, lo más extraordinario está más cerca de lo que creemos.