sábado, 28 junio 2025

La ‘guerra’ por la bandera del Orgullo incendia el Ayuntamiento de Madrid

Un año más, el Orgullo LGTBIQ+ se ve empañado por la polémica en la capital. La ya tradicional colocación de la bandera arcoíris en el balcón del Ayuntamiento de Madrid ha vuelto a ser el centro de una disputa que va más allá de un simple izado: es un pulso por la visibilidad, los derechos y el reconocimiento. Retiradas, reubicaciones y prohibiciones han marcado la antesala de una de las celebraciones más importantes y arraigadas de la ciudad.

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El punto álgido de esta contienda llegó el pasado miércoles, cuando Borja Fanjul ordenó a los partidos de izquierda la retirada de las banderas LGTBIQ+ de los balcones municipales, limitando su exhibición exclusivamente hoy sábado 28 de junio, Día del Orgullo. Una decisión que ha encendido las alarmas entre las formaciones políticas y, sobre todo, en los colectivos LGTBIQ+, quienes consideran esta medida un agravio en unas fechas de tanta trascendencia.

Desde el consistorio madrileño, la explicación se apoya en una interpretación de la sentencia del Tribunal Supremo (TS) de 2020. Según una carta remitida a los partidos de izquierda, el fallo que avala la colocación de la bandera LGTBI en edificios públicos —al no considerarla un símbolo partidista—, tendría “un límite de carácter temporal”.

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Una niña sostiene la bandera del arcoiris minutos antes del inicio de una manifestación por el Orgullo LGTBIQ+, a 9 de julio de 2022, en Madrid (Fuente: Agencias)

SENTIMIENTO DEL COLECTIVO LGTBIQ+

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y Más (FELGTBI+) ha alzado su voz con contundencia. David Armenteros, vicepresidente de la federación, ha sido claro al respecto, “la retirada o no colocación de la bandera LGTBI+ en los edificios públicos no es un gesto neutral: es un retroceso simbólico con una enorme carga política y emocional”.

Armenteros subraya que la bandera arcoíris “no representa a un partido ni a una ideología, sino a millones de personas que durante décadas hemos luchado para que nuestras vidas, nuestras identidades y nuestros derechos sean reconocidos y protegidos”. La FELGTBI+ recuerda que el Tribunal Supremo, en su sentencia, fue tajante al afirmar que la bandera LGTBI es un símbolo social de apoyo a los derechos humanos, y su exhibición no vulnera la neutralidad institucional cuando se muestra como compromiso con colectivos históricamente discriminados. Lejos de limitar su uso, el fallo la enmarca dentro de los valores constitucionales que las administraciones deben salvaguardar.

Para el colectivo, la decisión de no izar la bandera, especialmente durante el mes del Orgullo, envía un mensaje de exclusión. “Es como decirnos que nuestras vidas no merecen visibilidad ni reconocimiento. Es un intento de borrar simbólicamente nuestros avances, de replegar el espacio público a una supuesta ‘neutralidad’ que en realidad encubre la inacción o la cesión ante discursos reaccionarios”, denuncia la FELGTBI+.

Ante este escenario, la respuesta de la FELGTBI+ ha sido una acción colectiva, firme y positiva: el lanzamiento de una campaña estatal que invita a instituciones, empresas, entidades sociales y a la ciudadanía en general a colgar la bandera LGTBI+ “precisamente allí donde algunos gobiernos han decidido retirarla o no mostrarla”. El objetivo es claro: frente al intento de invisibilizar al colectivo, multiplicar su visibilidad.

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La campaña ha tenido una acogida “extraordinaria”, sumando el apoyo de numerosos ayuntamientos, consejerías y ministerios, así como empresas, asociaciones y miles de ciudadanos que han decorado sus balcones y difundido el mensaje en redes sociales. El lema es contundente: “Si algunos intentan borrar nuestros símbolos, seremos más quienes los hagamos ondear con orgullo. Nuestra bandera no desaparece por no estar en una fachada institucional. Vive en la calle, en nuestras casas, en las aulas, en los centros de salud, en las ventanas del barrio, en cada espacio donde haya una persona que defienda la igualdad”.

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Asistentes minutos antes del inicio de una manifestación por el Orgullo LGTBIQ+, a 9 de julio de 2022, en Madrid (Fuente: Agencias)

DIÁLOGO ABIERTO PERO CON LÍNEAS ROJAS INNEGOCIABLES

La FELGTBI+ reitera su disposición al diálogo con “cualquier fuerza política democrática que tenga voluntad real de proteger los derechos del colectivo LGTBI+”, sin importar su ideología. Sin embargo, establecen una línea roja innegociable: “Lo que no vamos a hacer es blanquear políticas que atentan contra nuestros derechos ni legitimar discursos que nos presentan como una amenaza”.

El llamamiento al Partido Popular es directo: decidir si continuará cediendo ante los “postulados de la ultraderecha”, con quienes comparte gobiernos que “recortan derechos y libertades”, o si asumirá una “responsabilidad institucional que lo comprometa con la igualdad, la diversidad y la convivencia”. La advertencia es clara: “Si opta por lo primero, nos tendrá enfrente. Si opta por lo segundo, encontrará en la FELGTBI+ a una organización dispuesta al diálogo. Pero que quede claro: nuestros derechos no se negocian. La dignidad del colectivo LGTBI+ no está sujeta a pactos, calendarios electorales ni cálculos de oportunidad”.

MÁS QUE UN SÍMBOLO

Para la FELGTBI+, especialmente para las personas más jóvenes o aquellas que aún viven en entornos de LGTBIfobia, ver ondear la bandera arcoíris en un edificio oficial es mucho más que un símbolo: es una promesa. “Una promesa de que no están solas, de que su existencia es legítima, de que las instituciones las tienen en cuenta y la sociedad lucha para que no sea discriminada”.

Cuando una institución decide no colgar esa bandera, esa promesa se rompe, y se envía un mensaje desolador: “Que nuestras vidas vuelven a estar en los márgenes”. Esto genera una “sensación de abandono, de tristeza, incluso de miedo”, que retrotrae a épocas de clandestinidad. Este sentimiento se agrava con el auge de los discursos de odio, cuyas consecuencias se reflejan en el aumento de la violencia hacia las personas LGTBIQ+.

La FELGTBI+ concluye con un mensaje rotundo: “La retirada de la bandera puede parecer un gesto menor para quien no ha tenido que luchar por su identidad. Pero para nuestro colectivo es un recordatorio doloroso de que los avances no son irreversibles, y que tenemos que seguir defendiendo cada derecho, cada espacio, cada símbolo, cada día”. En un panorama de tensiones y retrocesos, la bandera del Orgullo sigue siendo un estandarte innegociable en la lucha por la igualdad y la visibilidad.

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