sábado, 28 junio 2025

Tu móvil tiene este permiso activado y por eso te fríen a llamadas: así lo desactivas en un segundo

Tu móvil se ha convertido en un chivato silencioso, un confidente digital que, sin que te des cuenta, comparte tus secretos con desconocidos. Esa avalancha de llamadas comerciales a horas intempestivas, de empresas de las que jamás has oído hablar ofreciendo productos que no necesitas, no es fruto de la casualidad ni de la mala suerte. Es la consecuencia directa de una red invisible tejida a través de las aplicaciones que usas a diario. En algún momento, con un simple toque en «Aceptar», le diste a alguien la llave de tu tranquilidad, , un permiso que opera en segundo plano y que te ha colocado en el epicentro de un lucrativo negocio de datos personales. Pero recuperar el control es más sencillo de lo que piensas.

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La cruda realidad es que somos nosotros mismos quienes abrimos la puerta a esta intrusión constante. Lo hacemos al instalar esa aplicación gratuita para editar fotos, ese juego para pasar el rato o esa herramienta que promete optimizar el rendimiento de nuestro dispositivo. A cambio de sus servicios, estas aplicaciones solicitan acceso a información que, en muchos casos, va mucho más allá de lo necesario para su funcionamiento. El problema es que estas autorizaciones se otorgan y se olvidan, , pero las empresas que están detrás no olvidan, y utilizan esa información para crear perfiles de consumidor que luego venden al mejor postor. Ha llegado el momento de cerrar el grifo y reclamar la privacidad que nunca debimos ceder.

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EL CULPABLE SILENCIOSO: ¿QUÉ ES EL PERMISO QUE TE PONE EN EL PUNTO DE MIRA?

Fuente Pexels

El principal responsable de este acoso telefónico no es un único permiso con un nombre claro y evidente, sino un concepto más abstracto: el identificador de publicidad. Cada dispositivo, ya sea Android o iOS, posee un código alfanumérico único asignado para fines publicitarios. Este ID permite a las empresas rastrear tu actividad a través de diferentes aplicaciones y sitios web, creando un perfil detallado sobre tus gustos, hábitos y comportamientos. Al instalar una nueva aplicación y aceptar sus términos, , a menudo le concedes la potestad de acceder a este identificador y compartirlo con sus socios comerciales, que son, en esencia, redes publicitarias y brókeres de datos. Este es el punto de partida de toda la cadena.

Este identificador, por sí solo, es anónimo. Sin embargo, el problema se agrava cuando las aplicaciones lo cruzan con otra información que también les hemos cedido, como el acceso a la lista de contactos, la ubicación o incluso datos demográficos que proporcionamos al registrarnos. De repente, ese código anónimo se asocia a un número de teléfono, un nombre, una edad y unos intereses concretos. Las empresas de datos compran esta información enriquecida para crear gigantescas bases de datos, , segmentando a la población en listas de potenciales clientes para cualquier campaña de telemarketing imaginable. Tu número de teléfono acaba en una de esas listas, marcado como un objetivo de alto valor para ser contactado.

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