La preocupación por tener nuestros dispositivos digitales controlados sin que lo sepamos es una realidad que ha dejado de ser argumento de ciencia ficción para convertirse en un riesgo tangible en nuestra vida diaria. Con la omnipresencia de smartphones, portátiles y asistentes virtuales, equipados todos con micrófonos y cámaras, el potencial para una intrusión no deseada acecha en cada clic o descarga. Este escenario, aunque pueda sonar alarmante, no es insalvable, y los profesionales que mejor entienden estas amenazas aplican medidas básicas pero tremendamente efectivas.
Esta vulnerabilidad, que permite el acceso subrepticio a nuestros sentidos digitales –la vista y el oído de nuestros aparatos–, no siempre viene de ataques sofisticados perpetrados por ciberdelincuentes de alta gama. A menudo, el vector de ataque más común se esconde en algo tan mundano como una aplicación que hemos instalado, aceptando sin leer una serie de permisos que abren la puerta a mucho más de lo que imaginamos. La buena noticia es que la solución para evitar que la cámara o el micrófono sean controlados sin nuestra venia está al alcance de la mano y no requiere ser un gurú informático para implementarla.
2LA SENCILLA MAGIA DE LA TAPITA FÍSICA: SEGURIDAD TANGIBLE CONTRA DISPOSITIVOS CONTROLADOS

Más allá del software y la gestión de permisos, que actúan como barreras digitales, existe una solución analógica, casi rudimentaria, que los expertos en seguridad no dudan en aplicar y recomendar: una simple tapa física para la cámara. Puede parecer una medida básica, incluso algo exagerada para algunos, pero es un método infalible para garantizar que nadie te vea a través de la webcam de tu portátil o la cámara frontal de tu móvil si consiguen tomar el control de la misma. Un sensor de cámara hackeado puede activarse sin encender el led indicador, dejando al usuario completamente ajeno a que está siendo observado.
Las tapas para cámaras son económicas, fáciles de instalar y no afectan el funcionamiento normal del dispositivo cuando no se utilizan. Las hay deslizantes, adhesivas, o simplemente pequeñas pegatinas que se colocan sobre el objetivo, y ofrecen la tranquilidad absoluta de que, aunque el software de tu dispositivo esté comprometido, la imagen física permanecerá bloqueada. Esta es una de esas precauciones que, por su sencillez y efectividad, se convierten en un estándar para cualquiera que entienda la seriedad de que sus dispositivos puedan ser controlados y busca una capa de seguridad inquebrantable para la cámara.