La cara es el reflejo de muchas cosas como el descanso, la alimentación, las emociones y también, aunque no siempre lo asociamos, el estrés. En los últimos meses, muchas personas han notado la aparición de manchas oscuras en la cara, a pesar de seguir rutinas de protección solar rigurosas y cuidados cosméticos exigentes. Gema Herrerías, farmacéutica experta en dermofarmacia, explica cuál puede ser la falla. Según dice ella, el estrés puede estar alterando profundamente la salud de la piel y provocando hiperpigmentaciones difíciles de tratar.
El cuidado de la cara suele comenzar con cremas, sombreros, nutricosmética y todo tipo de productos, pero muchas veces se pasa por alto lo más básico, que es la salud mental. Y es que aunque ya se habla abiertamente de cómo el estrés impacta en la digestión o en el sueño, todavía cuesta reconocer su efecto sobre la piel. Según Herrerías, cuando atravesamos un periodo de estrés crónico, se activan mecanismos fisiológicos que alteran directamente la función barrera de la piel, aumentan la inflamación y estimulan la producción de melanina, lo que termina reflejándose en forma de manchas en la cara.
1La cara y el papel del cortisol en la pigmentación

La cara es una de las zonas más sensibles a los cambios hormonales y emocionales, y el estrés es uno de los grandes generadores de alteraciones hormonales. Cuando se prolonga en el tiempo, el cuerpo segrega cantidades elevadas de cortisol, la conocida “hormona del estrés”, que desencadena procesos inflamatorios y oxidativos en la piel. Como explica Gema Herrerías, esto no solo afecta la calidad del tejido cutáneo, sino que estimula a los melanocitos, que son las células responsables de producir melanina, a trabajar en exceso, provocando hiperpigmentación.
El resultado es visible en la cara, ya que empiezan a verse manchas marrones, tono desigual, brotes, rojeces o incluso una mayor tendencia al envejecimiento prematuro. Es decir, no se trata solo de estética, sino también de salud cutánea. Si además existe una predisposición al melasma o a la hiperpigmentación postinflamatoria, el impacto del estrés es aún más evidente. Por eso, cuando las manchas aparecen de repente sin una exposición solar desmedida, vale la pena revisar también qué está ocurriendo a nivel emocional.