La sospecha de que nuestro móvil nos espía es una idea que ha rondado en el aire desde hace tiempo, algo propio de novelas de ciencia ficción que, poco a poco, ha ido aterrizando en nuestra realidad cotidiana. Sentir que cada movimiento, cada visita, cada parada en el camino podría estar siendo registrada y analizada por ojos invisibles puede generar una incomodidad profunda, una sensación de pérdida de control sobre nuestra propia privacidad en un mundo cada vez más digitalizado y vigilado. No se trata solo de grandes teorías conspirativas, sino de funciones y permisos que nosotros mismos, quizás por desconocimiento o por aceptar sin leer, concedemos alegremente a las aplicaciones que instalamos día tras día en nuestros dispositivos.
Entre todas las puertas que abrimos, hay una especialmente sensible y que rara vez cerramos del todo: el acceso a nuestra ubicación. No hablamos del GPS que usamos para no perdernos al volante o al caminar, esa es una función activa y consciente, sino de la capacidad que tienen ciertas aplicaciones para saber dónde estamos en todo momento, incluso cuando no las estamos utilizando, operando silenciosamente en lo que se conoce como segundo plano. Esta persistente vigilancia pasiva es la que alimenta esa inquietud de ser seguidos, y existe un permiso específico, a menudo activado por defecto o aceptado sin pensar, que es el principal responsable de esta situación y que conviene revisar con urgencia si valoramos nuestra intimidad digital en este momento.
5PON FIN AL RASTREO: LA GUÍA PRÁCTICA

El proceso para desactivar el permiso de ubicación en segundo plano es relativamente sencillo, aunque puede variar ligeramente dependiendo de si utilizas un dispositivo Android o iOS y de la versión específica del sistema operativo instalado en tu móvil. La ruta general implica dirigirse a la configuración o ajustes del sistema de tu teléfono, buscar el apartado de «Aplicaciones» o «Privacidad», y dentro de este, encontrar la sección dedicada a los «Permisos de aplicación» o «Servicios de ubicación». Una vez allí, tendrás acceso a una lista de todas las aplicaciones instaladas y los permisos que les has concedido, siendo fundamental prestar atención a las opciones relacionadas con la ubicación, donde podrás ver qué apps tienen acceso «siempre» (lo que incluye el segundo plano) y cuáles solo «mientras la app está en uso» o «nunca». Cada móvil tiene sus rutas específicas dentro de los menús, pero el principio es el mismo: acceder a la gestión de permisos de cada app.
La clave para poner fin al rastreo innecesario no es desactivar la ubicación por completo (eso haría inútiles apps como los mapas o el transporte público), sino ser selectivo y crítico con las aplicaciones que tienen permiso para acceder a ella en segundo plano. Una vez que hayas encontrado la lista de permisos, ve aplicación por aplicación, revisando con honestidad si esa herramienta concreta realmente necesita saber dónde estás las 24 horas del día para cumplir su función principal; pregúntate si una linterna, un juego, un editor de fotos o una app de noticias necesita este nivel de acceso continuo. Para la inmensa mayoría de las apps que no son de navegación, fitness con seguimiento constante o seguridad, la respuesta será «no», y en esos casos, deberías cambiar el permiso de ubicación a «solo mientras la app está en uso» o incluso a «nunca». Esta revisión selectiva te permitirá mantener la funcionalidad esencial de tu móvil mientras recuperas una capa importante de privacidad sobre tu vida física, **cuidando la información que guarda tu *móvil* sobre tus rutinas sin sacrificar la utilidad de tus aplicaciones favoritas.**