lunes, 30 junio 2025

Cuidado en la playa este verano porque este gesto que todos hacemos te puede costar 1000 euros de multa

Cuidado en la playa este verano, porque un gesto tan común y normalizado que hemos visto miles de veces en nuestras costas te puede costar muy caro. Hablamos de ese acto, casi reflejo para muchos, de encender un cigarrillo para relajarse con el sonido de las olas y, al terminarlo, apagarlo y enterrarlo en la arena como si esta fuera un cenicero infinito. Pues bien, esa costumbre tan arraigada tiene los días contados, y lo que antes era una simple muestra de incivismo, ahora puede traducirse en una multa que supera con creces el presupuesto de cualquier veraneante medio.

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La normativa se ha puesto seria y el mensaje es claro: nuestras costas no son el vertedero de nadie. La nueva Ley de Residuos ha dado a los ayuntamientos la herramienta legal que necesitaban para declarar la guerra a uno de los contaminantes más persistentes y dañinos de nuestro litoral. Ya no es una simple recomendación o una campaña de concienciación, sino una prohibición en toda regla con consecuencias económicas directas para el infractor. Este verano, antes de buscar el mechero en la bolsa de la playa, conviene pensárselo dos veces, porque la ignorancia ya no sirve como excusa y la vigilancia será implacable.

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LA COLILLA: UN ENEMIGO SILENCIOSO PARA NUESTROS MARES

Fuente Freepik

Más allá de la sanción económica, es fundamental entender el porqué de esta medida tan drástica. Una simple colilla no es biodegradable; está compuesta principalmente por acetato de celulosa, un tipo de plástico que tarda más de una década en descomponerse en microplásticos. Cada una de ellas, al entrar en contacto con el agua, libera en el ecosistema marino más de 4.000 sustancias tóxicas, incluyendo nicotina, arsénico, plomo y cadmio. Es una pequeña bomba química que envenena lentamente la fauna y flora de nuestras costas, un daño invisible pero de consecuencias devastadoras para el medio ambiente.

El impacto es directo y medible. Las colillas son uno de los residuos más comunes encontrados en las limpiezas de playas en todo el mundo, superando a plásticos, latas y otros envases. Aves, peces y tortugas marinas las ingieren al confundirlas con alimento, lo que provoca su muerte por intoxicación o por obstrucción de su sistema digestivo. Por lo tanto, la multa no es solo una medida recaudatoria, sino una herramienta de disuasión necesaria para proteger un patrimonio natural que pertenece a todos y cuya fragilidad a menudo olvidamos cuando estamos de vacaciones en la playa.

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