martes, 1 julio 2025

Cuidado en la playa este verano porque este gesto que todos hacemos te puede costar 1000 euros de multa

Cuidado en la playa este verano, porque un gesto tan común y normalizado que hemos visto miles de veces en nuestras costas te puede costar muy caro. Hablamos de ese acto, casi reflejo para muchos, de encender un cigarrillo para relajarse con el sonido de las olas y, al terminarlo, apagarlo y enterrarlo en la arena como si esta fuera un cenicero infinito. Pues bien, esa costumbre tan arraigada tiene los días contados, y lo que antes era una simple muestra de incivismo, ahora puede traducirse en una multa que supera con creces el presupuesto de cualquier veraneante medio.

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La normativa se ha puesto seria y el mensaje es claro: nuestras costas no son el vertedero de nadie. La nueva Ley de Residuos ha dado a los ayuntamientos la herramienta legal que necesitaban para declarar la guerra a uno de los contaminantes más persistentes y dañinos de nuestro litoral. Ya no es una simple recomendación o una campaña de concienciación, sino una prohibición en toda regla con consecuencias económicas directas para el infractor. Este verano, antes de buscar el mechero en la bolsa de la playa, conviene pensárselo dos veces, porque la ignorancia ya no sirve como excusa y la vigilancia será implacable.

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CÓMO ESQUIVAR LA MULTA SIN RENUNCIAR AL VERANO

Fuente Freepik

Evitar la multa es, en realidad, muy sencillo y se basa en el civismo y el sentido común. Para los fumadores, la solución más simple y económica es hacerse con un cenicero de playa portátil. Son pequeños, reutilizables y permiten guardar las colillas de forma segura hasta encontrar una papelera. Este pequeño gesto no solo evita la sanción, sino que demuestra un respeto fundamental por el entorno y por el resto de las personas que comparten el mismo espacio público. Es la diferencia entre un comportamiento egoísta y uno responsable, algo que marca la calidad de la convivencia.

En las playas donde fumar está completamente prohibido, la única opción es abstenerse o desplazarse a una zona habilitada o fuera de los límites del arenal. Al final, la clave es interiorizar que la playa es un ecosistema frágil y un espacio de ocio compartido. La nueva normativa no busca fastidiar al fumador, sino proteger un bien común que estaba siendo degradado por la suma de millones de pequeños gestos incívicos. Adaptarse a las nuevas reglas es la única forma de garantizar que todos podamos seguir disfrutando de nuestras maravillosas costas durante muchos años más.

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