lunes, 30 junio 2025

Esta es la vulnerabilidad de tu WiFi que los hackers están aprovechando para robar tus datos

WiFi se ha convertido en una necesidad básica, casi tan vital como el aire que respiramos, pero la comodidad que ofrece esconde un lado oscuro que muchos aún no perciben completamente; esta omnipresencia digital, clave para nuestra vida conectada, también abre puertas inesperadas para aquellos con intenciones maliciosas. Estamos constantemente enviando y recibiendo información sensible a través de estas ondas invisibles, a menudo sin pensar dos veces en la seguridad subyacente de la conexión que usamos.

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Esa falsa sensación de invulnerabilidad nos lleva a conectar nuestros dispositivos a cualquier red disponible, ya sea en una cafetería, un aeropuerto o incluso la nuestra propia sin revisar configuraciones básicas; esta ligereza en la gestión de algo tan crucial es precisamente lo que los ciberdelincuentes buscan y explotan con sorprendente facilidad, aprovechando fallos que están al alcance de cualquiera con conocimientos mínimos. Los datos personales, bancarios, e incluso conversaciones privadas, viajan por cables y aire, a veces sin la protección adecuada que justifique la confianza que depositamos en la tecnología.

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EL ATRACTIVO PELIGRO DE LAS REDES PÚBLICAS ABIERTAS

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Las redes públicas abiertas, esas que no exigen contraseña y prometen conexión instantánea y gratuita, son una trampa para incautos revestida de conveniencia; su aparente hospitalidad digital es en realidad la vía más sencilla para que terceros intercepten todo el tráfico de datos que pasa por ellas, desde correos electrónicos hasta credenciales de acceso a servicios online. Al no estar cifradas, la información viaja «en claro», es decir, cualquier persona con herramientas básicas y conectada a la misma red puede leerla como si estuviera impresa en un papel, lo que facilita enormemente el robo de información sensible sin dejar rastro evidente para el usuario común, que solo ve una conexión funcional.

Este tipo de redes, a menudo encontradas en lugares muy concurridos como estaciones de tren, centros comerciales o bibliotecas, son el caldo de cultivo ideal para ataques de tipo «Man-in-the-Middle» (hombre en el medio), donde el atacante se interpone entre el dispositivo del usuario y el punto de acceso a internet; de esta manera, el atacante puede no solo espiar la información que se envía y recibe, sino incluso modificarla sin que las partes lo noten, redirigiendo a sitios web falsos o inyectando software malicioso en el dispositivo conectado, convirtiendo una simple navegación o una consulta rápida en una pesadilla de seguridad con consecuencias a largo plazo, haciendo que la conexión a una red WiFi pública sea una decisión que debe meditarse muy bien.

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