El color de la orina es uno de los indicadores de salud más directos, inmediatos y personales que nuestro cuerpo nos ofrece a diario y de forma gratuita. Este líquido, que a menudo desechamos sin prestarle la más mínima atención, es en realidad un completo boletín informativo sobre nuestro estado de hidratación, la función de nuestros riñones e incluso la posible presencia de enfermedades subyacentes. Interpretar correctamente su paleta de colores es una habilidad sencilla que todos deberíamos dominar, una herramienta de autodiagnóstico preliminar que puede marcar la diferencia entre la simple necesidad de beber un vaso de agua y la urgencia de una consulta médica.
Aprender a leer los mensajes que nos envía el cuerpo a través de la micción es un acto de autocuidado fundamental en un mundo donde a menudo ignoramos las señales más sutiles. La mayoría de las variaciones cromáticas son completamente benignas y responden a factores tan triviales como lo que hemos comido o bebido. Sin embargo, un cambio en la tonalidad de la orina puede ser la primera y más temprana señal de que algo no funciona como debería, una alerta visual que, si se sabe interpretar, nos permite actuar a tiempo y tomar las riendas de nuestro bienestar de una forma proactiva y consciente.
3MÁS ALLÁ DEL AMARILLO: TONALIDADES QUE ENCIENDEN LAS PRIMERAS ALERTAS

Cuando la orina adquiere un color anaranjado brillante, es momento de prestar atención y analizar los posibles motivos. En muchos casos, la causa puede ser completamente inofensiva, como el consumo de suplementos con altas dosis de vitamina B2 (riboflavina) o betacarotenos presentes en zanahorias y otros vegetales. Sin embargo, una orina persistentemente anaranjada, especialmente si se acompaña de heces de color claro y un tono amarillento en la piel o los ojos (ictericia), podría ser un signo de problemas en el hígado o en las vías biliares, por lo que una consulta médica se vuelve aconsejable.
Otro color que puede generar preocupación es el verde o el azul. Aunque extremadamente raro, puede aparecer debido a colorantes alimentarios, ciertos medicamentos para la depresión o las alergias, o incluso por una infección bacteriana poco común por Pseudomonas. Si bien la causa suele ser benigna y externa, la aparición súbita de una orina de estos colores, si no se puede atribuir directamente a algo que se ha ingerido recientemente, justifica una llamada al médico para descartar cualquier causa patológica subyacente. La tranquilidad de un diagnóstico profesional siempre es la mejor opción.