jueves, 3 julio 2025

El ejercicio de 7 minutos que los expertos dicen que es más efectivo que una hora en el gimnasio

El ejercicio es una piedra angular de la salud y el bienestar, un pilar que, tradicionalmente, hemos asociado a largas e intensas sesiones en el gimnasio o sobre el asfalto. La imagen mental que nos viene es la de sudar la camiseta durante una hora o más para que el esfuerzo merezca la pena y ver resultados tangibles. Sin embargo, ¿qué pasaría si toda esta concepción estuviera a punto de ser, si no refutada, sí al menos seriamente cuestionada por la ciencia más actual?, ese paradigma del «cuanto más, mejor» podría tener los días contados ante la evidencia emergente. Se abre una ventana a la eficiencia que resulta, cuanto menos, intrigante.

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La comunidad científica y los expertos en fisiología del ejercicio llevan un tiempo explorando vías alternativas para maximizar el impacto de la actividad física en tiempos drásticamente reducidos. Esta búsqueda de la máxima eficacia con la mínima inversión temporal no es baladí en un mundo donde el tiempo es un bien escaso y preciado para la mayoría. Y en este contexto, aparece un concepto que ha ganado tracción y debate: la idea de que apenas siete minutos de ejercicio muy específico y bien estructurado podrían, en ciertos aspectos clave de salud y forma física, ser incluso más provechosos que una hora de entrenamiento convencional, una afirmación audaz que invita a la incredulidad inicial pero que merece ser analizada a fondo con rigor.

EL RUGIDO DEL ENTRENAMIENTO HIIT: ¿MENOS ES MÁS?

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La base de esta aparente paradoja reside en un tipo de entrenamiento que ha revolucionado las rutinas deportivas en la última década: el Entrenamiento Interválico de Alta Intensidad, universalmente conocido por sus siglas en inglés, HIIT. Su principio fundamental es tan sencillo como exigente: alternar periodos muy breves de esfuerzo físico llevado casi al límite absoluto con pausas de recuperación también cortas, una montaña rusa metabólica que busca generar el máximo impacto fisiológico en el mínimo tiempo posible. Lejos de la monotonía de la intensidad constante y moderada, el HIIT propone picos de actividad que desafían la capacidad del cuerpo de una forma única, preparando el terreno para adaptaciones muy rápidas y eficientes.

Este método de ejercicio no es solo una moda pasajera; se sustenta en cómo el cuerpo responde a estímulos extremos. Al someter el organismo a intensidades tan elevadas, aunque sea por poco tiempo, se produce una demanda energética y de oxígeno desproporcionada comparada con el entrenamiento tradicional. Esta ‘deuda’ no se salda durante el ejercicio en sí, sino que el cuerpo debe trabajar arduamente después para restaurar el equilibrio, un proceso conocido como Consumo Excesivo de Oxígeno Post-Ejercicio (EPOC). Es este EPOC el que prolonga la elevación del metabolismo basal durante horas una vez finalizada la sesión, convirtiendo esos pocos minutos de esfuerzo intenso en un motor de quema calórica y mejoras metabólicas a largo plazo.

McMASTER DICE LA SUYA: ¿POR QUÉ UN EJERCICIO EXPRESS FUNCIONA?

McMASTER DICE LA SUYA: ¿POR QUÉ UN EJERCICIO EXPRESS FUNCIONA?
Fuente: Freepik

Cuando hablamos de investigación seria en este campo, un nombre que surge recurrentemente es el de la Universidad de McMaster en Canadá, una institución que ha dedicado recursos importantes a estudiar los efectos de los protocolos de entrenamiento de corta duración y alta intensidad. Sus trabajos no solo han validado la eficacia del HIIT, sino que han proporcionado la base científica para entender por qué rutinas aparentemente insuficientes en tiempo pueden generar beneficios comparables, o incluso superiores en ciertos parámetros, a entrenamientos mucho más largos. La clave, según sus hallazgos, no está en el volumen total de trabajo, sino en la calidad y la intensidad del estímulo.

Los estudios de McMaster, y otros que les han seguido, han observado que las adaptaciones fisiológicas fundamentales, como la mejora de la sensibilidad a la insulina, el aumento de la capacidad de las mitocondrias (las «centrales energéticas» de las células musculares) o la mejora general de la condición cardiovascular, pueden ser inducidas con apenas unos minutos de ejercicio de muy alta intensidad a la semana, no necesariamente cada día. Esto sugiere que el umbral de intensidad necesario para provocar respuestas significativas en el cuerpo es más bajo de lo que se pensaba para lograr ciertos beneficios, y que mantenerlo durante mucho tiempo no siempre es la vía más eficiente para algunas mejoras metabólicas y de resistencia.

DESVELANDO EL SECRETO DE LA QUEMA DE GRASA CON POCO TIEMPO

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La quema de grasa es, para la gran mayoría de las personas que deciden incorporar el ejercicio a sus vidas, uno de los objetivos primordiales. Y aquí es donde la comparación entre el HIIT ultra-corto y el cardio extenso se vuelve más interesante. Aunque durante los siete minutos de ejercicio intenso se queman principalmente carbohidratos debido a la naturaleza explosiva del esfuerzo, el verdadero potencial lipolítico reside en las horas posteriores. El cuerpo, tras ser llevado a esa alta intensidad, necesita una cantidad considerable de energía para recuperarse, reparar tejidos y restaurar los niveles de oxígeno y sustratos. Este gasto energético post-ejercicio, impulsado por el EPOC, se nutre preferentemente de las reservas de grasa, optimizando el proceso de recomposición corporal de una forma que el cardio moderado y continuo no logra con la misma eficacia por unidad de tiempo invertido.

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Piensa en ello como una inversión inteligente. Una hora de cardio moderado te permite quemar grasa mientras lo haces. Siete minutos de ejercicio de alta intensidad te fuerzan a pagar una «deuda metabólica» que te hace quemar grasa durante las 24-48 horas posteriores. Además, el impacto hormonal del HIIT, que incluye la liberación de catecolaminas y la hormona del crecimiento, favorece la movilización de ácidos grasos para ser utilizados como energía. Este enfoque no solo es eficiente en tiempo, sino que activa mecanismos fisiológicos que promueven una quema de grasa más sostenida y efectiva a lo largo del día, un factor diferencial clave para quienes buscan optimizar su composición corporal con la mínima inversión de tiempo posible.

UN EJERCICIO PARA LA VIDA REAL: ACCESIBILIDAD Y RESULTADOS

UN EJERCICIO PARA LA VIDA REAL: ACCESIBILIDAD Y RESULTADOS
Fuente: Freepik

Más allá de la ciencia, la propuesta de un ejercicio efectivo en siete minutos tiene un atractivo innegable: su practicidad en la vida moderna. La falta de tiempo es la excusa universal para no hacer ejercicio. Eliminar esa barrera, ofreciendo una rutina que dura menos que un capítulo de una serie o lo que tardamos en preparar el desayuno, democratiza el acceso a los beneficios del entrenamiento de alta calidad. Ya no hace falta desplazarse a un gimnasio, cambiarse de ropa, entrenar una hora y volver; basta con encontrar un pequeño espacio y siete minutos libres, convirtiendo la posibilidad de mejorar la salud y la forma física en una realidad alcanzable para prácticamente cualquier persona, independientemente de su agenda frenética.

La belleza de este enfoque también reside en su versatilidad y mínima necesidad de equipamiento. Un protocolo clásico de siete minutos de ejercicio de alta intensidad se basa en ejercicios con peso corporal que trabajan grandes grupos musculares, como sentadillas, flexiones, zancadas, planchas o burpees, realizados en circuito con pausas muy cortas. Esto significa que el entrenamiento se puede realizar en casa, en el parque, en la oficina, o mientras se está de viaje. No se requieren máquinas caras ni material sofisticado, haciendo que los resultados que antes parecían exclusivos de los gimnasios estén ahora al alcance de la mano, utilizando únicamente el propio cuerpo como herramienta y la determinación como motor.

¿ES EL EJERCICIO DE 7 MINUTOS PARA TODOS? CONSIDERACIONES CLAVE

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Ahora bien, como cualquier herramienta potente, este ejercicio de alta intensidad requiere ciertas precauciones y no es un sustituto universal para todas las formas de actividad física o todos los objetivos. Dada la intensidad del esfuerzo, es fundamental contar con una mínima base de condición física y, crucialmente, realizar un calentamiento adecuado para preparar músculos y articulaciones. La técnica correcta en cada ejercicio es vital para maximizar la eficacia y, sobre todo, para prevenir lesiones, lo que a menudo requiere empezar poco a poco o incluso buscar la supervisión de un profesional para aprender los movimientos básicos correctamente.

Además, aunque excelente para la salud cardiovascular, la quema de grasa y la mejora general de la forma física, este tipo de ejercicio no será suficiente si tu objetivo principal es, por ejemplo, ganar una masa muscular muy considerable, correr una maratón o mejorar en deportes de resistencia pura. Cada objetivo requiere un tipo de estímulo específico. Sin embargo, para la inmensa mayoría de la población que busca mejorar su salud, perder peso, tonificar o simplemente mantenerse activo a pesar de tener poco tiempo, esta rutina de siete minutos, respaldada por expertos y estudios como los de McMaster, representa una opción extraordinariamente potente y eficiente. Integrar este tipo de ejercicio de forma inteligente, con conciencia de sus limitaciones pero aprovechando al máximo su eficiencia demostrada, es la clave para beneficiarse de esta revolución ‘express’ del fitness.**

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