La subgobernadora del Banco de España, Soledad Núñez, ha presentado un informe crucial titulado «Tendencias Geoeconómicas» durante su participación en los cursos de verano de la Universidad Complutense/Ceseden. El documento, que analiza la situación económica de España en un contexto global de creciente incertidumbre y tensiones geopolíticas, dedica un apartado específico a la necesidad de aumentar el gasto en defensa, tanto a nivel nacional como europeo. Con el gasto en Defensa como telón de fondo.
En un escenario marcado por conflictos y nuevos compromisos de inversión por parte de los gobiernos del continente, el informe subraya la importancia de fortalecer las capacidades defensivas. Núñez destacó la creciente incertidumbre global y las presiones geoeconómicas como factores determinantes que exigen una reevaluación de las prioridades de gasto.
El análisis del Banco de España se suma a las voces que abogan por una mayor inversión en seguridad y defensa en Europa, en un momento en que los países miembros de la OTAN, incluyendo España, se enfrentan al reto de cumplir con los objetivos de gasto en defensa acordados, ante un panorama internacional cada vez más volátil.
IMPLICACIONES ECONÓMICAS
El gasto en defensa en España conlleva importantes implicaciones económicas, cuya magnitud está intrínsecamente ligada a su composición, los sectores a los que se dirige y su dependencia de las importaciones. Un análisis pormenorizado revela cómo esta inversión puede actuar como un motor económico, aunque no exento de particularidades.

La inversión en defensa tiene la capacidad de estimular la actividad económica, especialmente cuando se focaliza en áreas con un alto potencial de crecimiento y desarrollo, como la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) y las manufacturas. Sin embargo, es crucial tener en cuenta un desajuste temporal: la materialización de los contratos y su posterior reflejo en la Contabilidad Nacional no son simultáneos, lo que puede generar una percepción distorsionada del impacto inmediato.
RIESGO DE INFLACIÓN INDUSTRIAL
Los multiplicadores fiscales derivados de este gasto también son variables. Un mayor porcentaje destinado a inversión y una menor dependencia de importaciones magnifican el efecto positivo sobre el Producto Interior Bruto (PIB). Cabe destacar que si el gasto se sufraga a través de impuestos, su impacto en la economía es menor en comparación con la financiación mediante deuda pública.
En el contexto español, el gasto en defensa presenta una singularidad: un mayor peso en la remuneración de asalariados en comparación con la Unión Económica y Monetaria (UEM). Sectorialmente, este gasto se concentra notablemente en las manufacturas, particularmente en la maquinaria y el transporte. Esta concentración podría derivar en presiones inflacionistas específicas en estos sectores, afectando directamente a los precios industriales, sobre todo en bienes de equipo.
Si bien el impacto directo del gasto en defensa se localiza en gran medida en la industria, su efecto arrastre se distribuye de manera más uniforme entre otros sectores económicos. En definitiva, el gasto en defensa puede ser un estímulo económico considerable, pero su efectividad está supeditada a factores cruciales como la configuración del gasto, el nivel de contenido importado y la estrategia de financiación adoptada. Además, es un factor a considerar en la dinámica inflacionaria de sectores productivos clave.