La NASA ha logrado un nuevo avance en el estudio del universo, esta vez a través de lo que los astrónomos llaman arqueología estelar. En lugar de excavar ruinas milenarias, los científicos han examinado los vestigios de una estrella que explotó hace millones de años, con el objetivo de reconstruir su historia. Utilizando el Observatorio de Rayos X Chandra, la agencia espacial estadounidense ha conseguido recopilar pistas químicas y estructurales de un fenómeno tan violento como fascinante: una supernova que dio origen a un agujero negro.
El sistema que ha permitido este descubrimiento es conocido como GRO J1655-40. En la actualidad, está compuesto por un agujero negro y una estrella compañera, pero el análisis de los vientos cósmicos que emite ha revelado muchos más detalles. Gracias a la tecnología de la NASA, los investigadores han podido identificar elementos que pertenecieron a la estrella original, lo que permite reconstruir con bastante precisión los eventos que ocurrieron tras su colapso.
1La arqueología estelar y la supernova
La NASA ha bautizado esta línea de investigación como arqueología estelar, y no es para menos. Al estudiar los materiales expulsados por una estrella muerta, los astrónomos pueden comprender no solo cómo terminó su ciclo vital, sino también cómo interactuó con su entorno. En el caso de GRO J1655-40, todo comenzó con dos estrellas, pero una de ellas, más masiva, agotó su energía nuclear y estalló en forma de supernova, esparciendo su contenido al espacio.
Durante esa explosión, los restos de la estrella alcanzaron a su compañera, contaminando su atmósfera con elementos pesados como magnesio, níquel y cobalto. Después, lo que quedó se convirtió en un agujero negro. Esta interacción marcó profundamente la evolución del sistema. Con el paso del tiempo, la atracción gravitatoria entre ambos cuerpos llevó al agujero negro a absorber material de la otra estrella, iniciando un proceso que continúa hoy y que es clave para entender el pasado.
