viernes, 4 julio 2025

De tapas por Sevilla: el triángulo de oro de los bares con solera

Ir de tapas por Sevilla es mucho más que alimentarse; es una liturgia, una forma de entender la vida que se oficia en las barras de sus bares más emblemáticos. Lejos de las rutas turísticas convencionales y de las guías prefabricadas, existe un recorrido sagrado que todo sevillano conoce y que conforma el auténtico corazón gastronómico de la ciudad. No hablamos de establecimientos modernos ni de propuestas de vanguardia, sino de templos del sabor que han resistido el paso del tiempo, un ritual social donde cada bar cuenta una historia y cada tapa es un pedazo de la memoria colectiva. Es un viaje a la esencia misma de la capital hispalense.

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Este particular peregrinaje nos lleva a un triángulo de oro formado por tres nombres propios que son pura historia viva: El Rinconcillo, Bar Alfalfa y Las Columnas. Son las tres vértices de un mapa sentimental y culinario que define la cultura del tapeo en la ciudad. Adentrarse en ellos es mucho más que una simple comida; es una inmersión en una atmósfera cargada de solera, de azulejos que han visto generaciones enteras y de recetas que se han mantenido inalterables. Es, un viaje en el tiempo a través de sabores que definen la identidad de la ciudad, una experiencia que conecta directamente con el alma de Sevilla.

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LAS COLUMNAS: LA BODEGA QUE VIGILA A LA GIRALDA

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El tercer vértice de este triángulo es la Bodega Santa Cruz, conocida popularmente como Las Columnas por los pilares que flanquean su entrada. Situada a un tiro de piedra de la Catedral, es la definición perfecta de la taberna sevillana clásica, con sus paredes cubiertas de azulejos, sus pizarras con las tapas del día y ese aroma inconfundible a cerveza fría y fritura bien hecha. Es, un punto de encuentro neurálgico para sevillanos y visitantes antes o después de pasear por el centro, un campamento base indispensable en cualquier ruta por el casco histórico.

La especialidad de la casa son los montaditos, servidos en un pan crujiente y con rellenos que son pura esencia andaluza. El de pringá es, sin duda, la estrella, un bocado contundente y sabroso que resucita a cualquiera. También son célebres sus montaditos de tortilla o de melva con pimientos. El servicio es rápido, eficiente y sin florituras, como mandan los cánones de una buena bodega. De hecho, su famoso montadito de pringá es una lección de sabor popular en un bocado, y una parada obligatoria para entender la gastronomía de la Sevilla más auténtica.

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