viernes, 4 julio 2025

Ese dolor en el hombro al dormir de lado podría ser una señal de alerta de tu hígado, según la medicina tradicional

Ese dolor en el hombro que irrumpe justo cuando te acomodas en la cama, buscando la postura ideal para dormir de lado, puede ser mucho más que una simple contractura o tendinitis. A menudo lo achacamos al colchón, a una mala postura durante el día, o a algún esfuerzo, pero nuestro cuerpo es una red compleja de conexiones y, a veces, el origen de una molestia está sorprendentemente lejos de donde la sentimos, un verdadero enigma que nos obliga a mirar más allá de lo evidente.

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La medicina tradicional, esa que mira al cuerpo como un todo interconectado, lleva siglos observando patrones y relaciones que la ciencia moderna ha tardado en confirmar y entender en su totalidad. Cuando hablamos de dolor en el hombro derecho, especialmente ese que se agudiza al presionar o al adoptar ciertas posturas, hay un órgano que salta a las alarmas de los terapeutas más avezados: el hígado. Ignorar esta posibilidad sería como mirar el dedo cuando apunta a la luna, nos perderíamos el mensaje real que el cuerpo intenta desesperadamente comunicarnos a través de vías menos obvias.

LA SORPRENDENTE SEÑAL QUE OCULTA TU HÍGADO

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Tendemos a pensar en el hígado principalmente por su papel en la digestión o la desintoxicación, y rara vez lo asociamos directamente con el sistema músculo-esquelético, dando por sentado que problemas en esta área siempre tienen un origen local. Sin embargo, este órgano vital, situado bajo las costillas en el lado derecho, tiene una capacidad fascinante para manifestar problemas a través de síntomas indirectos, lo que los médicos llaman dolor referido, un fenómeno que desafía nuestra lógica lineal de causa y efecto.

La idea de que una molestia persistente en el hombro derecho pueda ser un eco de lo que ocurre en el hígado suena, de entrada, contraintuitiva para muchos, acostumbrados a buscar la causa justo donde sienten el problema, pero este vínculo es, no obstante, un concepto bien documentado en anatomía y fisiología, aunque a menudo se pase por alto en el diagnóstico inicial de un simple dolor en el hombro, una desconexión entre síntoma y origen que nos puede llevar a diagnósticos erróneos si no estamos atentos y ampliamos nuestra perspectiva de análisis.

La incredulidad inicial ante esta conexión es comprensible, pues la trayectoria del dolor parece ilógica y difícil de trazar sin un conocimiento profundo de la neuroanatomía. ¿Cómo puede algo que está en el abdomen superior causar una punzada o una rigidez en la articulación del hombro, un área aparentemente tan distante y sin conexión directa? La respuesta reside en cómo el sistema nervioso interpreta las señales provenientes de diferentes partes del cuerpo, un complejo entramado de nervios y vías que no siempre se ajusta a lo que intuitivamente esperaríamos.

Nervios como el frénico, que inerva el diafragma (que a su vez está en contacto estrecho con la parte superior y posterior del hígado), tienen conexiones nerviosas en la médula espinal cervical con nervios que inervan el hombro y el cuello, creando una especie de ‘cortocircuito’ donde el cerebro localiza erróneamente el origen del dolor cuando en realidad la señal viene del hígado, manifestándose como ese dolor en el hombro que nos desconcierta y nos lleva a buscar soluciones en el lugar equivocado. Esta complejidad neurológica explica por qué, en algunos casos, tratar el hígado puede ser la clave para aliviar ese dolor en el hombro persistente que no cede con terapias convencionales dirigidas al propio hombro.

EL MISTERIO DEL DOLOR REFERIDO: CUANDO EL HÍGADO GRITA LEJOS

EL MISTERIO DEL DOLOR REFERIDO: CUANDO EL HÍGADO GRITA LEJOS

El fenómeno del dolor referido es un concepto fascinante que pone de manifiesto las intrincadas conexiones de nuestro sistema nervioso y cómo este puede, en ocasiones, ‘equivocarse’ al interpretar el origen de un estímulo. Ocurre cuando la estimulación de nervios sensoriales en una víscera o estructura interna provoca la percepción de dolor en una parte distinta del cuerpo, a menudo superficial y distante del órgano afectado, siguiendo patrones nerviosos específicos que se han mapeado a lo largo de los años.

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El ejemplo clásico y más conocido es el dolor que se irradia al brazo izquierdo, mandíbula o espalda durante un ataque al corazón, un síntoma que nos enseña de forma dramática que el origen de la molestia no siempre coincide con el lugar donde la sentimos, obligándonos a considerar la posibilidad de que el problema sea interno. En el caso del hígado, el diafragma juega un papel crucial en este mecanismo de dolor referido, ya que comparte inervación con estructuras del hombro y el cuello, sirviendo como puente anatómico y nervioso para la transmisión de esa señal de alerta desde el órgano hacia una región distante de la superficie corporal.

La especificidad del hombro derecho como sitio común para el dolor referido de origen hepático no es casualidad; responde de forma precisa a la anatomía y la ubicación predominante del hígado en el cuerpo humano. El hígado se encuentra mayoritariamente en el cuadrante superior derecho del abdomen, justo debajo del diafragma, y su parte superior y lateral derecha están en estrecho contacto con esta importante membrana muscular que utilizamos para respirar. Cualquier irritación, inflamación o tensión en la superficie del hígado, especialmente la que afecta a la cápsula que lo recubre (la famosa cápsula de Glisson, de la que hablaremos más adelante), puede estimular las fibras nerviosas del diafragma, particularmente las asociadas a su porción derecha.

Esta estimulación se transmite a través del nervio frénico, que recorre el cuello y el tórax para llegar al diafragma, hasta la médula espinal cervical, donde se cruza con las vías nerviosas que provienen del hombro y el cuello derechos, explicando así por qué el cerebro ‘piensa’ que el dolor se origina en esa región cuando en realidad la señal viene del hígado, manifestándose como ese dolor en el hombro que nos desconcierta y nos hace pensar primero en problemas articulares o musculares locales.

LA CÁPSULA DE GLISSON: LA TENSIÓN OLVIDADA DEL HÍGADO

LA CÁPSULA DE GLISSON: LA TENSIÓN OLVIDADA DEL HÍGADO

Dentro de la compleja arquitectura del hígado, un órgano macizo y glandular, hay una estructura que, aunque a menudo pasa desapercibida en las conversaciones sobre salud hepática centradas en las células hepáticas, juega un papel estelar en este fenómeno del dolor referido: la cápsula de Glisson. No se trata de un tejido pasivo o simplemente de sostén; es una cubierta fibrosa delgada pero sorprendentemente resistente y densa que envuelve firmemente todo el hígado, incluyendo sus vasos sanguíneos y conductos biliares principales a medida que entran y salen del órgano.

Su importancia radica en que, a diferencia del tejido hepático propiamente dicho (los hepatocitos, las células funcionales del hígado), que tiene muy pocas terminaciones nerviosas sensibles al dolor (de ahí que el daño hepático interno a menudo sea indoloro hasta que es muy extenso), la cápsula de Glisson sí está ricamente inervada por fibras nerviosas sensoriales, lo que la convierte en la principal fuente potencial de dolor proveniente del hígado. Esto significa que el tejido hepático puede estar dañado o enfermo sin causar dolor directo en la zona del hígado, pero cualquier distensión o estiramiento de su cápsula protectora sí activa potentemente las señales de dolor que luego nuestro cerebro interpreta de forma errónea, a menudo lejos de su origen.

¿Qué puede causar tensión o distensión en la cápsula de Glisson, provocando esta activación nerviosa y el consiguiente dolor en el hombro referido? Principalmente, cualquier proceso que provoque un aumento rápido o significativo del tamaño del hígado, es decir, una hepatomegalia aguda, o simplemente una inflamación repentina que lo haga expandirse más allá de sus límites normales y estirar esa cubierta fibrosa.

Causas comunes pueden ser la hepatitis aguda (viral, tóxica o alcohólica), que inflama el tejido hepático y lo hincha; la congestión venosa hepática (por ejemplo, en casos de insuficiencia cardíaca derecha, donde la sangre se acumula en el hígado); o incluso, en algunos casos agudos, la acumulación rápida de grasa o la presencia de tumores que crecen velozmente, aunque estos últimos suelen generar dolor por otros mecanismos también.

Es esta distensión sobre la cápsula, al ser estirada por el hígado aumentado de volumen, la que activa las vías nerviosas que viajan por el nervio frénico, culminando en esa percepción de dolor en el hombro derecho, que se siente como una molestia localizada, una opresión, o una presión sorda que a veces irradia hacia la base del cuello o la escápula.

EL HÍGADO, ESE ÓRGANO SILENCIOSO QUE NOS HABLA EN CLAVE

EL HÍGADO, ESE ÓRGANO SILENCIOSO QUE NOS HABLA EN CLAVE

El hígado tiene una capacidad asombrosa para seguir funcionando e incluso para compensar la pérdida de una parte considerable de su tejido. Es uno de los órganos más resilientes y con mayor capacidad de regeneración del cuerpo, y por eso a menudo las enfermedades hepáticas crónicas pueden avanzar sin dar síntomas claros y distintivos hasta etapas muy tardías, cuando el daño ya es extenso y significativo. Por esta razón, se le ha ganado merecidamente el apodo de ‘órgano silencioso’, ya que no suele ‘quejarse’ directamente hasta que el problema está muy avanzado.

Cuando aparecen síntomas, pueden ser muy generales y poco específicos (como fatiga, malestar general, pérdida de apetito) o más evidentes (ictericia, ascitis), pero el dolor directo y constante en la zona del hipocondrio derecho (donde se localiza el hígado) es menos común de lo que uno esperaría, a menos que, precisamente, la cápsula de Glisson esté implicada. Por eso, la presencia de un dolor en el hombro que no responde a los tratamientos locales habituales dirigidos a la articulación o los músculos (fisioterapia, antiinflamatorios, reposo) y que tiene características posturales específicas, debería elevar una bandera roja y sugerir una investigación más allá del propio hombro, explorando posibles causas en órganos internos como el hígado.

El detalle del dolor en el hombro que aparece o se agrava notablemente al dormir de lado, o que se intensifica con ciertas posturas o movimientos que aumentan la presión en el abdomen superior (como inclinarse hacia adelante), es particularmente revelador en este contexto. Al dormir sobre el lado derecho, por ejemplo, se puede ejercer una presión directa sobre el hígado, empujándolo ligeramente hacia arriba contra el diafragma y la caja torácica inferior.

Si el hígado está aumentado de tamaño o su cápsula está tensa debido a alguna condición subyacente, esta presión postural externa y el movimiento interno pueden acentuar la distensión de la cápsula de Glisson, intensificando así la señal nerviosa que se refiere al hombro derecho. Es una señal específica y contextualmente dependiente que, en el marco de la medicina tradicional que siempre ha buscado patrones y conexiones entre síntomas aparentemente dispares, apunta de forma casi directa a una posible disfunción hepática subyacente, una de esas pistas valiosas que el cuerpo nos da si estamos dispuestos a observarlas y a interpretarlas adecuadamente.

ESCUCHA A TU CUERPO: LA IMPORTANCIA DE ESTE DOLOR EN EL HOMBRO

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Nuestro cuerpo es un sistema de comunicación constante y complejo, aunque a menudo, inmersos en la rutina y el estrés, ignoremos o minimicemos sus señales más sutiles, atribuyéndolas apresuradamente al cansancio, al paso del tiempo o a molestias sin importancia real. Un dolor en el hombro que surge sin una causa aparente y clara relacionada con el movimiento, el esfuerzo físico o un traumatismo localizado, y que además presenta características particulares como manifestarse o empeorar significativamente en posturas específicas como al dormir de lado sobre el costado derecho, no debería ser desestimado a la ligera. No significa, por supuesto, que cada dolor en el hombro sea automáticamente un problema de hígado; existen multitud de causas musculoesqueléticas, articulares, tendinosas o nerviosas más comunes que deben ser exploradas inicialmente.

Sin embargo, cuando los tratamientos convencionales para el hombro no surten efecto esperado, el dolor persiste, o si el dolor presenta estas características posturales y localizadas en el hombro derecho de forma prominente, es fundamental ampliar el abanico de posibles diagnósticos y considerar seriamente la salud de órganos internos como el hígado, especialmente si existen otros factores de riesgo presentes. La clave está en no autodiagnosticarse, pues solo un profesional puede hacerlo, pero sí en ser un detective atento y riguroso de las señales que el cuerpo nos envía y comunicarlas detalladamente y sin omisiones a un médico o especialista para una evaluación completa.

La perspectiva de la medicina tradicional, esa sabiduría acumulada a lo largo de siglos de observación clínica que ve las profundas e inesperadas conexiones entre órganos y partes distantes del cuerpo, nos ofrece una lente valiosa y necesaria para interpretar síntomas que, desde un enfoque puramente local y sintomático, podrían parecer inexplicables o llevar a callejones sin salida diagnóstica. Entender que un dolor en el hombro derecho con ciertas particularidades puede ser la manifestación a distancia de una tensión o distensión en la cápsula de Glisson del hígado nos impulsa a considerar la salud hepática como parte integral del bienestar general, y no solo en presencia de síntomas ‘típicos’ y avanzados de enfermedad del hígado.

Atender a estas señales inusuales, como esa molestia nocturna al dormir de lado que tanto puede fastidiarnos, es un acto de respeto y autocuidado fundamental hacia nuestro propio organismo, que siempre busca la forma de alertarnos cuando algo no va bien. Es un recordatorio de que cuidar de nuestros órganos internos, mantener un estilo de vida saludable y escuchar activamente lo que nuestro cuerpo nos dice, incluso cuando nos habla en clave o en lugares inesperados, es tan vital como mantener en forma nuestros músculos y articulaciones, y que a veces, la solución para una molestia superficial y persistente reside en abordar y sanar la salud profunda y sistémica.

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