viernes, 4 julio 2025

Este hormigueo en manos y pies al despertar podría ser algo más que una mala postura

Esa sensación de hormigueo en las manos y los pies al despertar es una experiencia casi universal, la mayoría de las veces se atribuye a una mala postura durante el sueño, un nervio pinzado temporalmente que recupera su función con un poco de movimiento y paciencia. Lo asumimos como una anécdota matutina sin mayor importancia, un peaje por haber dormido en una posición extraña. Sin embargo, cuando este cosquilleo se convierte en un compañero de cama demasiado frecuente, cuando el entumecimiento persiste o se presenta sin una causa aparente, podría estar enviando una señal de advertencia que va mucho más allá de un simple brazo dormido. Es un lenguaje sutil del cuerpo que merece ser escuchado.

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Ignorar esta recurrencia es un error común que puede enmascarar la verdadera raíz del problema. Lejos de ser una simple molestia, este síntoma puede ser la primera manifestación de una neuropatía periférica, un trastorno que afecta a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal. Esta condición no es una enfermedad en sí misma, sino el síntoma de una patología subyacente que podría requerir atención médica. Desde una diabetes que aún no ha sido diagnosticada hasta un déficit vitamínico o problemas circulatorios, ese hormigueo podría ser la punta del iceberg de una situación que conviene atajar cuanto antes para evitar daños mayores y permanentes en nuestro sistema nervioso.

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ALGO MÁS QUE UN BRAZO DORMIDO: QUÉ ES LA NEUROPATÍA PERIFÉRICA

Fuente Pexels

Para entender la diferencia, es crucial distinguir entre una sensación pasajera y una señal crónica. El entumecimiento que sentimos después de habernos apoyado sobre un brazo durante mucho tiempo es una compresión nerviosa temporal, lo que se conoce médicamente como parestesia transitoria, que se resuelve en pocos minutos una vez que se libera la presión y el flujo sanguíneo se restablece. La sangre vuelve a irrigar el nervio y este recupera su función normal. Es un mecanismo de defensa que nos alerta de que algo no va bien, pero que no implica un daño estructural. Cuando hablamos de un hormigueo persistente en las manos, el escenario es completamente distinto y apunta a un problema más profundo.

La neuropatía periférica, por otro lado, describe un daño real en los nervios del sistema nervioso periférico. Estos nervios son las «autopistas» que conectan la médula espinal y el cerebro con el resto del cuerpo, transmitiendo sensaciones como el tacto, el dolor o la temperatura. Cuando estas vías de comunicación se dañan, las señales se envían de forma errónea o se interrumpen, lo que provoca síntomas como hormigueo, quemazón, dolor punzante o una pérdida de sensibilidad, afectando principalmente a las extremidades más lejanas como los pies y las manos. No es que el nervio esté comprimido, sino que sus fibras están deterioradas, lo que requiere un diagnóstico y un tratamiento para su causa.

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