El kéfir de agua se presenta como una revelación en el mundo de las bebidas saludables, una alternativa sorprendente a esos refrescos industriales cargados de azúcares y aditivos. Piensen en la posibilidad de disfrutar de una bebida efervescente, repleta de beneficios para vuestro organismo, y que además podéis producir en casa con una inversión ridícula. Es casi un acto de rebeldía contra el marketing agresivo de las multinacionales, un retorno a lo simple y efectivo. Se trata de redescubrir métodos ancestrales de fermentación que, con un mínimo esfuerzo, nos brindan productos vivos y llenos de vitalidad.
Olvídense de gastar fortunas en productos probióticos de farmacia o supermercado; la clave podría estar en un tarro sobre la encimera de vuestra cocina. Esta bebida fermentada no solo promete mejorar vuestra salud intestinal, sino que ofrece un sabor refrescante y versátil que se adapta a casi cualquier paladar. Compararla con un refresco convencional es entender la abismal diferencia entre nutrición real y calorías vacías, una apuesta clara por el bienestar que, además, es increíblemente económica y accesible para cualquiera que tenga un poco de paciencia y unos pocos céntimos. Es una invitación a tomar el control de lo que bebemos y a optar por una opción deliciosa y genuinamente saludable.
4LA COSECHA Y LA SEGUNDA VIDA: SABORES Y BURBUJAS EXTRA

Una vez que vuestro kéfir de agua ha alcanzado el punto de fermentación deseado, es hora de «cosecharlo». Esto se hace simplemente colando el líquido para separar los nódulos, utilizando un colador de plástico o acero inoxidable de malla fina (evitad el metal si podéis, aunque el acero inoxidable moderno suele ser seguro para contactos cortos). El líquido colado es vuestra bebida lista para consumir o para pasar a una segunda fermentación; los nódulos, por su parte, están listos para comenzar un nuevo ciclo de fermentación con agua y azúcar frescos, siendo este el corazón de la sostenibilidad y economía de preparar vuestro propio kéfir de agua en casa, un ciclo que se repite indefinidamente con el cuidado adecuado y que permite tener bebida saludable a diario. Si necesitáis un descanso, los nódulos se pueden guardar en el frigorífico en agua con un poco de azúcar durante una semana o dos, ralentizando su actividad hasta que decidáis reactivarlos para preparar más kéfir de agua.
La segunda fermentación, a menudo llamada F2, es opcional pero altamente recomendable si buscáis aumentar la carbonatación natural y añadir sabores interesantes a vuestro kéfir de agua base. Consiste en transferir el líquido fermentado (ya sin los nódulos) a una botella hermética (fundamental para contener la presión del CO2) y añadirle zumo de fruta, trozos de fruta, jengibre, hierbas o especias. El azúcar residual o el azúcar de la fruta alimentará a las levaduras que quedaron en el líquido, produciendo más dióxido de carbono y, por tanto, más burbujas, un proceso que suele durar entre 12 y 48 horas a temperatura ambiente y que puede transformar un kéfir base agradable en una bebida espectacularmente sabrosa y efervescente que rivaliza con cualquier refresco gourmet. Es en esta etapa donde podéis dejar volar vuestra creatividad y personalizar vuestro kéfir de agua con una infinidad de combinaciones de sabores, desde limón y jengibre hasta frutos rojos o tropicales, haciendo que cada lote sea una nueva aventura gustativa y reforzando la idea de una bebida casera, económica y superior.