Madrid es mucho más que su bullicioso centro, su oferta cultural o su ritmo vertiginoso. A menos de una hora del asfalto y los edificios emblemáticos, se abre paso un rincón casi desconocido incluso para muchos madrileños: la Comarca de Las Vegas y Alcarria Madrileña. Este enclave, tradicionalmente olvidado en las rutas turísticas de la Comunidad, alberga una riqueza natural y patrimonial que no tiene nada que envidiar a otras zonas más populares. Con 23 municipios que combinan paisajes fluviales, historia, biodiversidad y propuestas de ecoturismo, este Madrid rural sorprende por su autenticidad y la variedad de planes que ofrece.
Desde sendas ecológicas hasta yacimientos históricos, pasando por talleres de educación medioambiental, playas fluviales o árboles singulares, esta comarca es una joya que MADRURAL está decidida a posicionar como destino de referencia. Ambite, Corpa, Chinchón o Villamanrique de Tajo son solo algunos de los pueblos que forman parte de este recorrido fascinante. Madrid demuestra aquí que su cara más tranquila y verde también tiene mucho que ofrecer, y que basta con alejarse un poco de la capital para descubrir un auténtico oasis rural.
1Madrid sorprende con este lugar lleno de rutas, historia y naturaleza en estado puro

Madrid esconde en Ambite un pequeño tesoro natural cargado de valor ecológico y cultural. Este municipio, de menos de mil habitantes, destaca por su entorno privilegiado y su fuerte apuesta por el turismo sostenible. El Centro de la Naturaleza Vega del Tajuña actúa como punto neurálgico para conocer en profundidad la zona, organizando rutas, actividades y talleres con el objetivo de proteger el entorno y sensibilizar a los visitantes. El agua, los bosques y la historia se entrelazan para ofrecer una experiencia completa.
La red de senderos de Ambite es un ejemplo claro del potencial natural de esta parte de Madrid. Cinco rutas, como la del Robledillo o la del Barranco de Valdezarza, permiten recorrer desde huertas tradicionales hasta paisajes de caliza donde anidan aves rapaces. En cada paso, el visitante se encuentra con encinares centenarios, fuentes naturales y una vegetación rica y variada. Madrid, aquí, se muestra en su faceta más verde, silenciosa y educativa.