Juan Carlos I ha sorprendido al desnudar un episodio poco conocido de la historia constitucional española: el veto a su hija mayor, la infanta Elena, como posible heredera al trono. En sus memorias, anticipadas en ‘Reconciliación’, el ahora rey emérito justifica que “mi hija no está preparada” para reinar. Esta afirmación rompe con la imagen tradicional de una familia real unida y desvela la implicación directa del monarca en la redacción de la Constitución, en defensa del régimen monárquico.
Aunque siempre se le atribuyó a la ley sálica la imposibilidad de que una mujer fuera monarca, lo que ahora revela Juan Carlos I es un factor añadido a su negativa personal, respaldada por argumentos en privado. El contexto familiar y político de la época, con una infanta que, según él, no reunía las condiciones necesarias, cobra un nuevo peso tras el testimonio recogido por Pilar Eyre en ‘Lecturas’, donde se sostiene que fue el propio rey quien pidió incluir explícitamente que la sucesión solo sería válida si era varón.
1Juan Carlos I, la ley sálica y su influencia en la redacción constitucional

Juan Carlos I no se limitó a aceptar las normas existentes sino que las moldeó durante la transición. La inclusión del precepto que excluye a las mujeres en la línea sucesoria dentro de la Constitución no habría sido casual, sino resultado de su participación activa. Lo hizo con una frase definitiva: “mi hija mayor no está en condiciones de reinar”, según revelaciones periodísticas. Esa afirmación contundente refleja cómo el rey emérito aprobó una norma que excede la interpretación tradicional de la ley sálica.
La consecuencia fue una decisión histórica de gran calado. Si bien la legislación respaldaba la preferencia masculina, la voluntad personal de Juan Carlos I fue decisiva para cerrar el camino a Elena. Sin esa intervención, la sucesión podría haber sido distinta, marcando un antes y un después en la historia de la Corona. Ahora, la publicación de ‘Reconciliación’ pone en primer plano la influencia directa del fundador de la monarquía parlamentaria en el diseño mismo del trono.