Francia nunca deja de sorprender con sus rincones menos transitados, y el sur del país, más allá de la popularidad de sus playas mediterráneas, guarda verdaderos tesoros en el interior. Entre ellos destaca un enclave que parece sacado de un cuento: una piscina natural escondida entre montañas, un pueblo con encanto rural, un castillo histórico y una cascada que ha fascinado tanto a locales como a viajeros durante décadas. Todo ello a apenas unas horas de la frontera con España.
Este rincón paradisíaco se encuentra en Saint-Laurent-le-Minier, en la región de Occitania. Francia lo protege con esmero, ya que aquí se encuentra la Cascade de la Vis, una caída de agua con forma de media luna casi perfecta, catalogada como Monumento Histórico desde 1972. Rodeado por la naturaleza del macizo central y de las montañas Cévennes, este entorno combina belleza, historia y frescura en un paisaje ideal para escapar del calor del verano.
2Senderismo, historia y paisajes de postal

Francia también seduce en este enclave con múltiples opciones para quienes deseen moverse más allá del agua. Desde la Cascade de la Vis parten rutas de senderismo aptas para distintos niveles. Algunas conducen a miradores sobre las Gargantas del Vis, mientras que otras llegan hasta la Cueva d’Anjeau, un itinerario de casi 10 kilómetros solo apto para los más preparados. La variedad de paisajes, entre bosques y barrancos, es uno de los grandes atractivos de la zona.
Muy cerca también se puede visitar el impresionante circo de Navacelles, uno de los cañones más grandes de Europa, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Y como si todo esto no bastara, el Château de Saint-Laurent-le-Minier preside el paisaje desde 1664. Aunque no se puede visitar por dentro, su silueta al borde del río completa una postal que parece diseñada por un artista. Francia consigue aquí, una vez más, fusionar historia, naturaleza y cultura de forma impecable.