Valencia nunca deja de sorprender, y más allá de su vibrante capital, sus playas mediterráneas y su riqueza cultural, guarda rincones ocultos que parecen sacados de un sueño. Uno de esos lugares se esconde en la comarca de La Canal de Navarrés, donde la naturaleza ha esculpido con paciencia y belleza un balneario natural entre la piedra. Aislado del ruido urbano y rodeado de un entorno montañoso, este pequeño paraíso ofrece piscinas naturales de agua fría y cristalina formadas por la erosión del río Grande, que ha cincelado la roca caliza a lo largo de los siglos.
En este lugar el tiempo parece detenerse. Los senderos que serpentean por el bosque mediterráneo conducen a rincones silenciosos y refrescantes donde el murmullo del agua lo envuelve todo. Valencia demuestra así que su oferta turística va mucho más allá del mar; también es naturaleza en estado puro, rutas de senderismo, pozas escondidas y espacios donde lo salvaje y lo humano conviven en armonía.
3Más allá de las pozas, encuentra una comarca llena de vida

El entorno que rodea a Quesa también es digno de mención. Valencia, en su vertiente rural, guarda muchas más sorpresas. Muy cerca se encuentra la llamada ‘Suiza de Valencia’, el pueblo de Anna, famoso por sus lagunas. Pero también están la Muela de Cortes y el macizo del Caroig, con sus paisajes agrestes, cubiertos de pinares, lentiscos y encinas, moldeados por el paso de los ríos Fraile, Ludey y Grande.
En la parte baja de la comarca, el paisaje agrícola y mediterráneo cuenta su propia historia. Aquí se encuentran la Cueva de la Araña y otros abrigos con arte rupestre prehistórico, también reconocidos por la Unesco. Valencia, así, ofrece una experiencia completa, con baños naturales, rutas senderistas, patrimonio histórico y contacto real con la naturaleza. Todo, en un mismo territorio que espera ser redescubierto.