Desde hace poco más de dos semanas una novedad trascendental en la historia de España se está ejecutando en el Congreso de los Diputados. Allí, las diferentes fuerzas políticas están realizando sus enmiendas a la Proposición de Ley para dar nacionalidad española a los saharauis nacidos bajo la administración española. Una deuda histórica que el tiempo no ha podido borrar y el PSOE puede complicar.
Por este motivo, MONCLOA.COM ha entrevistado a Salamu Hamudi, responsable de asuntos políticos de la Representación del Frente Polisario en España. El cual irrumpió en la entrevista con una voz que destila gratitud y esperanza. «Buenas tardes y gracias por la invitación para hablar del problema histórico de mi pueblo», pronuncia con una cortesía que no oculta la trascendencia del momento.
La noticia, subraya, es un faro de esperanza para miles de saharauis. «La mayoría de los saharauis nacidos antes del 76, antes de la salida de España, aún conservan el DNI, incluso el libro de familia, algunos seguros…», detalla. Es, en esencia, una enmienda a esa deuda histórica que España arrastra con el pueblo saharaui desde hace más de cincuenta años.
Una medida que puede cambiar la vida para mucha gene, la cifra exacta aún se escapa, confiesa Hamudi, pues el proceso apenas comienza. Sin embargo, aventura un cálculo significativo: «Si consideramos todo lo que tenían o tienen documentación, más los descendientes que pueden constatar o tener prueba fehaciente de que son descendientes de esas personas, pues un 70 o un 80% tranquilamente del pueblo saharaui». La magnitud de la cuestión se revela en su potencial impacto.
EL LARGO CAMINO DEL DESTIERRO
Durante la charla el representante del Polisario rememora amargamente cómo, en el pasado, tanto el PSOE como otros partidos señalaron que los saharauis tuvieron su oportunidad de regularizar papeles en 1976. «¿Cómo eran las circunstancias que impidieron en el año 76 regularizar esa nacionalidad española? ¿Y por qué no se pudo hacer?», inquiere.
La respuesta de Hamudi es contundente: «Era imposible». Imposible, repite. La memoria se remonta a noviembre de 1975, a la «Marcha Verde», a la agonía de Franco, a la precipitada retirada de España. La mayoría de los saharauis, forzados a huir de su tierra ante la ocupación de Mauritania y Marruecos, encontraron refugio en los campamentos argelinos, dejaron atrás todo, sin poder regularizar nada .
Era imposible cumplir con el llamamiento, la llamada que hizo en aquella época los tribunales o la parte jurídica y política administrativa de España de que tienen que aceptar o tienen que venir a España en situación regular», explica Hamudi. La comparación que emplea para ilustrar la barbarie es desoladora. «Es como si en plena DANA, en Valencia, se le hubiera llamado a la gente a declarar en cuestión de 24 o 48 horas los daños a los damnificados ante los consorcios de seguro. Es imposible».
La situación, sentencia, era de guerra, de un pueblo sometido a un genocidio, obligado a salvar su vida para luego sumirse en un exilio y una injusticia que ya dura medio siglo. «Es imposible ese llamamiento y es imposible regular la situación en las circunstancias, en aquellas situaciones», reitera.
A la cruda realidad de la guerra se suma un detalle crucial, «la salida de España tampoco se publicó en el BOE. Los acuerdos tripartitos de Madrid no se publicaron en el BOE, no tuvieron aceptación por parte del Congreso de los Diputados. Un vacío legal que subraya la ilegitimidad de aquellos tiempos.
Hamudi traza un paralelismo con la situación actual en Gaza. «Es como si comparásemos ahora la situación de guerra actual con la de Gaza, para decirles oye, aquellos que tienen una cita médica tienen que venir dentro de 48 o 2 días para si no se anula la cita médica, etc. Era imposible aceptar eso y era imposible cumplir con ese requisito».

LABERINTO BUROCRÁTICO PARA LA NACIONALIDAD SAHARAUI
En la actualidad el acceso a España y a la nacionalidad es muy complicado para los saharauis. En referencia a esto, Hamudi denuncia la paradoja de como los saharauis, a pesar de su profunda conexión histórica con España (fueron la provincia 53), son tratados como meros extranjeros.
«El hecho de venir a España es exactamente como si hubiera venido, digamos, si me permite la expresión, pues cualquier persona de Senegal o de Ghana», lamenta. Los documentos que poseen, herencia de su pasado español, no les otorgan privilegio alguno. Contrasta esta realidad con la de otros países iberoamericanos o la propia Guinea Ecuatorial, donde los plazos para obtener la nacionalidad son notablemente más cortos. Los saharauis, en cambio, se ven obligados a seguir el mismo engorroso proceso que cualquier otro foráneo.
Surge entonces la espinosa cuestión del papel del PSOE. Los socialistas tienen la pretensión del partido de que no sea el Frente Polisario quien acredite la nacionalidad de aquellos nacidos antes de 1976. «¿Y entonces quién tiene que hacer eso?», se pregunta Hamudi con asombro. «Quieren apartarnos, que ante la ONU somos los representantes del pueblo saharaui, quieren sacarnos de este proceso», señala.
En este sentido, Hamudi no oculta su frustración. El «giro inesperado e incomprensible» del PSOE ha levantado un muro entre el pueblo saharaui y el partido que, paradójicamente, hace una década abanderó su causa. «Fueron ellos los que promovieron este tipo de germen de intentar enmendar un poco la situación de los saharauis. Sin embargo, en el pleno 2025 están haciendo todo lo contrario», recrimina.
El PSOE, además de romper el consenso político en la cuestión del Sáhara (un tema de descolonización que exige el derecho a la autodeterminación e independencia), ataca al Frente Polisario como representante legítimo. Y aquí radica la paradoja, «el elemento que a ellos les molesta es que el Frente Polisario puede jugar esa intermediación», afirma el líder Polisario.
Es que no hay otro que no sea el Frente Polisario. No hay otra alternativa», concluye. Esta enmienda para que no participen del proceso, teme Hamudi, podría condenar la ley al ostracismo, como tantas otras que se pierden en el «congelador del Congreso de los Diputados». La incoherencia es patente, los documentos requeridos a los saharauis para obtener la residencia en España (partidas de nacimiento, antecedentes penales) son compulsados y enviados por el Polisario. «Es decir, que el Estado Español reconoce ese estatus», asevera Hamudi.

LA SOMBRA DE MARRUECOS EN EL HORIZONTE
Hamudi, con honestidad, reconoce la falta de pruebas tangibles de que tiene Marruecos con los socialistas para dominar tanto su voluntad. «Desconocemos realmente los elementos que hay detrás. Es decir, hay conjeturas, hay suposiciones, pero no tenemos algo fehaciente, algo tangible que podamos decir oye, lo único que sabemos es que está haciendo mucho daño al pueblo saharaui».
«Es un partido que en un principio abanderó la causa saharaui y sin embargo nos ha dejado en la cuneta y ahora apuesta por otros pueblos que tienen la misma legitimidad y los mismos derechos, sin embargo nosotros nos relega a un segundo plano u omite el tema del Sáhara», enfatiza.
Con todas estas circunstancias la hipótesis que cobra más fuerza, aunque sin pruebas remarcables, apunta a la influencia de Marruecos. Y allí, el miembro del Polisario no duda en calificar al reino alauita como «Champions League en el tema del chantaje, de la compra de voluntades y ese tipo de trabajo».
Pero la nacionalidad española puede que no solo sea buena, algunas voces reputadas señalan que pueden diluir la fuerza de la causa saharaui al abandonar la gente las zonas controladas por el Polisario. Ante esto, la respuesta de Hamudi es categórica y optimista. Desde el Polisario, lo ven como una oportunidad. «Es un derecho innegable a cualquier ciudadano», sostiene. Lejos de perjudicar, considera que abrir esta puerta «tendrá un mayor enfoque y una mayor distribución, que estar por ejemplo en unos campamentos de población refugiada, si nadie sepa de qué va el tema».
La causa saharaui, enfatiza, es legítima y reside en el corazón y la sangre de su gente. «No es ningún tipo de picaresca, ni un tipo de propaganda. Todos los saharauis han sido maltratados por la injusticia, por la ocupación militar y por la poca responsabilidad de las Naciones Unidas, entonces nosotros llevamos el mensaje de que queremos ser libre, como cualquier otro pueblo».
La nacionalidad, lejos de diluir la lucha, la fortalecerá. «Todo lo contrario, yo creo que le dará mayor difusión y mayor reconocimiento a nivel internacional«, concluye Amadi con una inquebrantable fe en el futuro de su pueblo.