La ITV es, para muchos conductores en España, un trámite que genera una mezcla de ansiedad y alivio. Superarla es un requisito indispensable para circular legalmente, y recibir el veredicto de “favorable con defectos leves” suele interpretarse como una victoria. Al fin y al cabo, el coche puede seguir en la carretera. Sin embargo, esta percepción esconde una trampa peligrosa en la que miles de propietarios caen cada año. Lo que parece una simple anotación sin importancia en el informe, una tarea menor que se puede posponer, puede transformarse en un problema mayúsculo. La sensación de haber superado el examen, aunque sea con una pequeña nota al margen que nos permite seguir circulando, nos inunda y a menudo nos lleva a bajar la guardia.
Esa confianza, sin embargo, puede ser un espejismo. Es el preludio de un error de cálculo que tiene consecuencias serias, tanto para nuestra seguridad como para nuestro bolsillo. La normativa es mucho más estricta de lo que la mayoría cree, y la condescendencia con la que tratamos esos pequeños fallos es precisamente lo que el sistema penaliza con más dureza. Ignorar una advertencia oficial no sale gratis. Pero esta confianza puede ser un espejismo, una trampa burocrática y mecánica en la que caen miles de conductores cada año, transformando un simple trámite en una pesadilla económica y logística, obligando a una segunda visita a la estación de ITV en condiciones mucho peores que la primera.
5CÓMO BLINDAR TU COCHE ANTE LA ITV: MÁS ALLÁ DE LA SIMPLE REVISIÓN

La mejor estrategia para evitar este calvario es cambiar radicalmente la mentalidad. El informe de la ITV no es un enemigo, sino un diagnóstico gratuito del estado de salud de nuestro vehículo. Un defecto leve debe ser tratado con la misma seriedad que una cita médica: es una advertencia que requiere acción. La solución más sensata es llevar el coche a un taller de confianza inmediatamente después de recibir el informe. No hay que esperar al último día del plazo de dos meses. De hecho, reparar el fallo leve tan pronto como sea detectado no solo evita la sanción en la siguiente inspección, sino que también previene averías más costosas y complejas que puedan derivarse de esa pequeña deficiencia inicial.
Además, es fundamental ser proactivo antes de acudir a la cita. Realizar una autocomprobación básica de elementos como luces, neumáticos, claxon y niveles de líquidos puede ahorrar muchos disgustos. Unos minutos de revisión en casa pueden marcar la diferencia entre un resultado favorable y uno desfavorable. Hay que entender el propósito final de la inspección técnica, que no es recaudatorio, sino preventivo. El objetivo último de la ITV es garantizar que todos los vehículos que circulan por nuestras carreteras lo hacen en unas condiciones mínimas de seguridad, protegiendo no solo al propio conductor, sino también al resto de usuarios de la vía, una responsabilidad compartida que empieza por no subestimar jamás la importancia de un simple fallo leve.