martes, 8 julio 2025

La estafa del ‘hijo en apuros’ por WhatsApp que ha vaciado cuentas bancarias: así funciona y cómo detectarla

La estafa del ‘hijo en apuros’ por WhatsApp se ha convertido en una de las ciberamenazas más dolorosas y eficaces que circulan por España, vaciando los ahorros de familias enteras con una facilidad pasmosa. No se trata de un virus complejo ni de un hackeo sofisticado, sino de un engaño basado en la ingeniería social más pura y dura, que explota el vínculo más fuerte que existe: el de unos padres por sus hijos. Su éxito radica en una combinación letal de urgencia, confianza y una narrativa tan creíble que anula cualquier atisbo de pensamiento crítico en los momentos iniciales.

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La mecánica parece sacada de un guion de cine, pero su ejecución es terriblemente real y cotidiana. Los estafadores, amparados en el anonimato que les proporciona un número de teléfono prepago, lanzan sus redes a través de la aplicación de mensajería más popular del planeta. Aprovechan la inmediatez y la familiaridad del entorno digital para construir una trampa perfecta. El objetivo es claro, generar una situación de crisis ficticia que requiera una solución económica inmediata, impidiendo que la víctima tenga tiempo para verificar la historia o consultar con terceros, consumando así un fraude que deja una profunda herida emocional y financiera.

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MANIPULACIÓN EMOCIONAL A CONTRARRELOJ: LA PRESIÓN PSICOLÓGICA COMO ARMA PRINCIPAL

Fuente Pexels

En el núcleo de esta estafa se encuentra una brillante y cruel manipulación psicológica. Los delincuentes no dan tregua, sino que introducen el factor de la urgencia de manera casi inmediata. Tras el saludo y la excusa, plantean un problema grave que necesita resolverse en cuestión de minutos. Las variantes son múltiples, desde el pago de una multa o la reparación de un dispositivo hasta la compra de un nuevo teléfono que necesitan para trabajar. El mensaje es siempre el mismo: necesitan dinero ya y no pueden acceder a su propia cuenta bancaria desde el nuevo terminal por motivos de seguridad o burocráticos.

Esta presión temporal es el arma más poderosa de los estafadores. Al crear una atmósfera de crisis, impiden que la víctima piense con claridad. La respuesta instintiva de cualquier padre o madre es ayudar a su hijo en apuros, y los criminales lo saben. Juegan con frases como «por favor, es muy urgente» o «luego te lo explico todo y te lo devuelvo». La conversación por WhatsApp se convierte en un torbellino de peticiones y lamentos, diseñado para que el miedo y el instinto protector se impongan sobre la lógica y la prudencia, llevando a la víctima a actuar de forma impulsiva y sin realizar las comprobaciones más básicas.

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