Uno de los últimos bastiones del PSOE en la Comunidad de Madrid es la ciudad de Fuenlabrada, situada en el histórico ‘cinturón rojo’ al sur de la Región. Allí, gobierna de momento el PSOE con Francisco Javier Ayala como alcalde, que tiene en frente a una de las que hasta hace poco era una de las figuras emergentes del Partido Popular de Madrid, Noelia Núñez.
Una madrileña criada en Fuenlabrada que aspira a ser una lengua afilada, maneras no la faltan, contra los rescoldos que quedan del maltrecho socialismo madrileño que dirige el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, hombre de confianza de Sánchez y que en breve va a tener una dura batalla por el control del socialismo madrileño contra el ex secretario anterior del PSOE en la Comunidad de Madrid, Juan Lobato. En esa batalla Ayala, hombre cercano a López, Lobato amenaza con recuperar el mando del socialismo madrileño.
En este panorama se mueve Núñez, que se declara de ideología liberal y aficionada a las redes sociales. En la actualidad, además de su puesto de concejala y jefa de la oposición en Fuenlabrada, desempeña el puesto de vicesecretaría de Movilidad y Reto Digital, siendo la más joven dentro de la ejecutiva popular. Y desde Fuenlabrada debe hacer ruido para poder seguir con su meteórico ascenso dentro de los populares madrileños y seguir creciendo en el PP nacional.
Mujer de máxima confianza de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de hecho las malas lenguas dentro de la formación popular señalan a la joven política como la ‘cuota Ayuso’ dentro de la ejecutiva del partido. Su lealtad a la baronesa madrileña le ha valido un escaño en el Congreso de los Diputados, fue de número 15 por las listas de Madrid, donde se ha mostrado un azote en los casos de corrupción ligados al PSOE, especialmente a las tramas en las que ha aparecido la prostitución. «No conozco a nadie en el PP que consuma prostitución; todos conocen el PSOE de las luces de neón», afirmo en una entrevista en El Español.

FUENLABRADA COMO TOPE
Con este currículum y la vitalidad demostrada en su creciente carrera política, es una contradicción que la de Fuenlabrada no haya entrado en le círculo más cercano de Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, en su asalto a La Moncloa. Una circunstancia que ha sorprendido a primera vista a casi todos los que siguen el día a día de los populares. Y no decimos a todos, porque para los analistas políticos que conocen de primera mano lo que se cuece en los interiores del PP la noticia era noticia esperada.
Y era previsible por la relación regular que Núñez guarda con el senador y secretario general del PP de Madrid, Alfonso Serrano, con el que fuentes cercanas al PP de Madrid califican que guarda una relación difícil. Algo que ha convertido a Fuenlabrada en el «techo de cristal» de la prometedora política madrileña. Una tarea que puede sustentarse bajo las continuas declaraciones de amor que Núñez hace la localidad del sur de Madrid. A la que «aspira» algún día a gobernar convirtiéndose en alcaldesa del municipio.
Un hecho lejano todavía, pero algo más cerca según las últimas encuestas en la mitad de la actual legislatura municipal. Dichos sondeos colocan a los populares cerca del poder en Fuenlabrada, Parla y Alcorcón, tres feudos gobernados históricamente por los socialistas madrileños pero que parecen acercarse al cambio de color.
Especialmente en las ciudades de Parla y Fuenlabrada donde el aumento de la criminalidad, especialmente en los delitos violentos y graves, y el incremento de los diferentes impuestos municipales hacen que los socialistas vean bajar su intención de voto, especialmente ante la falta de respuesta por la criminalidad en aumento.
Con estas circunstancias, Núñez ha comenzado estos últimos meses a agitar el avispero de Fuenlabrada. Con la inseguridad, la gestión de los menores migrantes no acompañados y las tasas sobre la recogida de basuras como puntos fuertes donde golpear. Veremos si en dos años Núñez asalta la alcaldía de su querido municipio, de momento el ‘techo de cristal’ de Serrano la esconde en el sur de la Región, a la espera de nuevas oportunidades.
