El dolor de cadera es una queja recurrente que, paradójicamente, a menudo no tiene su origen en la articulación de la cadera misma, sino en la rigidez o el acortamiento de músculos cercanos, provocado en gran medida por nuestro estilo de vida cada vez más sedentario. Esa molestia persistente al levantarte de la silla o ese pinchazo incómodo después de horas sentado frente al ordenador podrían estar avisándote de algo diferente a lo que piensas, un ‘síndrome’ moderno con un culpable muscular específico. Nos hemos acostumbrado a pasar demasiadas horas con las rodillas flexionadas, y este hábito postural tiene consecuencias directas en estructuras que conectan nuestra columna vertebral con las piernas, generando tensiones que se manifiestan como dolores en zonas que no son el foco del problema real.
Existe un músculo profundo que juega un papel crucial en esta historia de molestias equívocas, una pieza fundamental de nuestro engranaje biomecánico que, cuando se tensa, puede mimetizar desde un dolor lumbar hasta síntomas de ciática, creando lo que algunos expertos ya denominan el «síndrome del oficinista». Ignorar esta señal o tratarla erróneamente como un problema articular de cadera sin abordar la causa subyacente puede perpetuar el malestar, convirtiéndolo en una molestia crónica que impacta significativamente en la calidad de vida de miles de personas. Por suerte, comprender la raíz de este peculiar dolor de cadera abre la puerta a soluciones sorprendentemente sencillas y rápidas que pueden marcar una diferencia notable en apenas un par de minutos.
3CUANDO LA CADERA ENGAÑA: DOLOR LUMBAR Y ‘FALSA CIÁTICA’

Uno de los síntomas más comunes y confusos de un psoas acortado es el dolor en la parte baja de la espalda. Dado que el psoas mayor se inserta directamente en las vértebras lumbares, cuando el músculo se tensa y se acorta, puede tirar de la columna vertebral, aumentando la lordosis (la curva natural hacia adentro de la zona lumbar) o generando compresión y desalineación en las vértebras. Esta tensión constante en la base de la espalda se manifiesta como un dolor sordo o agudo, a menudo peor al ponerse de pie después de estar sentado o al intentar enderezarse completamente, un tipo de molestia que es muy fácil confundir con un problema discal o articular puramente lumbar.
Además del dolor lumbar, un psoas tenso puede ejercer presión sobre nervios cercanos o imitar los síntomas de una ciática, lo que se conoce como «falsa ciática». El nervio femoral pasa a través del psoas, y una opresión en esta área puede causar dolor o sensaciones extrañas en la parte frontal del muslo; sin embargo, la tensión del psoas también puede irritar indirectamente el plexo nervioso lumbar o generar puntos gatillo que refieren dolor hacia la parte posterior de la pierna, simulando la trayectoria del nervio ciático sin que haya una compresión real en la columna vertebral, lo que lleva a muchos a pensar que sufren de una ciática cuando en realidad el problema reside en la rigidez de este músculo profundo, un engaño biomecánico que confunde al paciente y, a veces, al profesional, retrasando el tratamiento adecuado para el verdadero origen de su dolor de cadera «atípico».