miércoles, 9 julio 2025

El truco para acelerar tu ordenador que pocos conocen, aprobado por los técnicos más importantes del mundo

El ordenador es, para muchos, el centro de nuestra vida digital, una herramienta indispensable tanto para el trabajo como para el ocio, pero ¿qué ocurre cuando su agilidad inicial se desvanece y se convierte en una máquina exasperantemente lenta? La frustración de ver cómo los clics se demoran, las aplicaciones tardan una eternidad en abrirse o, peor aún, el sistema se congela sin previo aviso es una experiencia común que afecta a millones de usuarios. Nos resignamos a pensar que es el ciclo natural de la tecnología, que con el tiempo todo envejece, pero la realidad es que, en la mayoría de los casos, la ralentización tiene causas concretas y, lo más importante, soluciones al alcance de cualquiera.

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Existe un «truco» o, mejor dicho, una optimización, que los profesionales de la informática conocen bien y aplican rutinariamente, pero que sorprendentemente sigue siendo un secreto para una gran parte del público general. No implica comprar hardware nuevo ni realizar instalaciones complejas, simplemente requiere un poco de conocimiento sobre cómo funciona nuestro sistema operativo y dónde buscar para hacer los ajustes necesarios. Es una acción sencilla, avalada por los técnicos más importantes del mundo por su eficacia demostrada, que puede devolverle a tu máquina esa chispa perdida y mejorar significativamente tu experiencia de uso diario sin grandes complicaciones.

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EL ARRANQUE: UN CUELLO DE BOTELLA OCULTO

Fuente: Freepik

Cada vez que encendemos nuestro ordenador, el sistema operativo carga no solo los archivos esenciales para su funcionamiento, sino también una lista, a menudo extensa, de programas y servicios que han sido configurados para iniciarse automáticamente. Algunas de estas aplicaciones son necesarias o útiles, como el antivirus o la herramienta de sincronización en la nube, pero muchas otras corresponden a software que instalamos en su momento y que, por defecto o por una configuración que no modificamos, deciden instalarse también en el inicio. Esto significa que, desde el primer segundo, nuestro ordenador ya está dedicando recursos a ejecutar tareas que quizás no necesitamos en ese preciso instante.

Esta carga inicial, aunque parezca inofensiva, tiene un impacto directo y significativo en el tiempo que tarda el sistema en estar plenamente operativo y en la cantidad de memoria RAM y capacidad de procesamiento (CPU) que queda libre para las tareas que sí queremos realizar. Cada programa adicional que arranca con el sistema consume una pequeña porción de estos recursos vitales. Si sumamos varias de estas aplicaciones innecesarias, la cantidad de recursos consumidos al inicio puede ser considerable, mermando la capacidad de respuesta general del ordenador desde el principio.

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