jueves, 10 julio 2025

Conoce la ciudad española que tiene más puentes que Venecia

La ciudad Oviedo esconde secretos urbanos que desafían la percepción común, como la asombrosa realidad que sugiere que sus calles y contornos albergan una red de puentes más extensa incluso que la icónica Venecia. Un dato que, de entrada, suena a quimera, casi a leyenda urbana, al pensar en la ciudad asturiana lejos de canales serpenteantes y góndolas turísticas; sin embargo, las cifras hablan: 32 puentes con historia, más el venerable Puente Romano del siglo I, configuran un paisaje estructural tan denso como inesperado en el corazón de Asturias.

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Esta singularidad arquitectónica no es un mero capricho estadístico, sino el reflejo de una evolución urbana, una topografía particular y siglos de adaptación para conectar distintos puntos de la urbe. ¿. Adentrarse en este particular entramado es descubrir una faceta oculta y fascinante de la capital asturiana.

EL ENIGMA DE LOS PUENTES OVIEDENSES AL DESCUBIERTO

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Resulta desconcertante pensar en una comparación directa entre Oviedo y Venecia en lo que a puentes se refiere; la imagen de la ciudad italiana, inseparable del agua y sus canales, contrasta radicalmente con la capital asturiana, cuyo perfil se eleva sobre colinas suaves y valles urbanos, no sobre una laguna. Esta aparente contradicción es, precisamente, el punto de partida para entender la riqueza oculta de su patrimonio estructural. El número de puentes en la ciudad Oviedo, según los datos que se manejan, supera ampliamente las estructuras venecianas, obligando a redefinir lo que consideramos un «puente» en el contexto urbano.

La clave para descifrar este enigma no está en buscar grandes ríos que crucen la ciudad como arterias principales, sino en comprender la necesidad histórica de sortear desniveles, pequeños cursos de agua, y especialmente, la compleja red ferroviaria y de carreteras que se fue tejiendo alrededor y dentro del núcleo urbano con el paso del tiempo. Estas estructuras elevadas, algunas modestas y otras de ingeniería notable, forman una parte fundamental del esqueleto de la urbe, conectando barrios y facilitando el tránsito diario de miles de personas sin que muchas veces reparen en su existencia o en su función esencial.

LAS CIFRAS QUE DESAFÍAN LA LÓGICA URBANA

Hablar de 32 puentes históricos en la ciudad Oviedo, a los que se suma la venerable estructura romana, es poner sobre la mesa un patrimonio considerable que a menudo pasa desapercibido frente a otros monumentos más evidentes. Estos no son solo pasos sobre arroyos; la lista incluye viaductos urbanos, pasos superiores sobre vías férreas y carreteras, y estructuras que salvan vaguadas o unen diferentes cotas del terreno que, por su función y antigüedad, merecen la denominación de puentes dentro del inventario patrimonial de la ciudad.

La recopilación y catalogación de estas 32 estructuras históricas revela la diversidad de materiales, épocas y estilos, desde la piedra tradicional hasta las primeras construcciones de hierro, mostrando la evolución de la ingeniería civil a lo largo de los siglos en la ciudad Oviedo. Cada uno de estos puentes tiene su propia pequeña historia, ligada al crecimiento de la zona que atraviesa y a la necesidad concreta que vino a resolver, configurando una red de conexiones que es vital para la cohesión física y social de la urbe, aunque su valor patrimonial o su simple presencia pasen desapercibidos en la rutina diaria.

EL TESTIGO ROMANO DE LA HISTORIA

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Entre esa treintena larga de puentes, uno destaca por su antigüedad superlativa: el Puente Romano, que se remonta al siglo I. Aunque a menudo la gente piensa en puentes romanos como grandes arcos sobre caudalosos ríos, esta estructura ovetense, situada sobre el arroyo de Colloto (actualmente canalizado), es un testimonio invaluable de la presencia romana en la región y de la importancia de las rutas de comunicación incluso en aquellos tiempos remotos. No es una estructura monumental en comparación con otros puentes romanos hispanos, pero su conservación y su datación la convierten en una joya histórica.

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Este puente, de factura sencilla pero robusta, es un recordatorio físico de los orígenes lejanos de las vías que hoy configuran el entramado de la ciudad Oviedo. Sobrevivir diecinueve siglos no es tarea fácil, y su existencia actual, aunque integrada en un entorno urbano moderno, permite imaginar los caminos que surcaban la zona antes de la propia fundación de la ciudad, sirviendo de paso a viajeros, comerciantes o tropas. Su presencia discreta, pero firme, nos habla de la continuidad histórica del territorio y de la importancia perenne de conectar puntos geográficos para el desarrollo humano, un legado que hoy contemplamos quizás sin la admiración que merece su venerable edad.

¿POR QUÉ TANTOS PUENTES EN OVIEDO? LA TOPOGRAFÍA Y EL DESARROLLO

La respuesta a la inusual proliferación de puentes en la ciudad Oviedo reside, fundamentalmente, en su topografía y en la manera en que ha crecido a lo largo de los siglos. La capital asturiana no se asienta en un terreno completamente llano; presenta desniveles, pequeñas lomas y vaguadas naturales que, a medida que la urbe se expandía desde su núcleo histórico, obligaron a construir estructuras para salvar estas irregularidades geográficas y permitir la conexión fluida entre las nuevas zonas residenciales, industriales o de servicios que iban surgiendo.

Además de la orografía, el desarrollo de las infraestructuras de transporte ha sido un factor determinante. La llegada del ferrocarril en el siglo XIX, y posteriormente la construcción de carreteras de circunvalación y vías rápidas, fragmentaron el territorio urbano y periurbano, haciendo imprescindible la edificación de numerosos pasos superiores y viaductos para mantener la continuidad del tejido de la ciudad Oviedo. Estas obras de ingeniería contemporánea, sumadas a los antiguos puentes sobre arroyos o caminos preexistentes, engrosan esa lista sorprendente que, en efecto, supera con creces la de ciudades cuya identidad está íntimamente ligada al agua.

MÁS ALLÁ DEL NÚMERO: EL ALMA DE LOS PUENTES OVIEDENSES

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Más allá de la curiosa estadística que la compara con Venecia, la cantidad de puentes en la ciudad Oviedo habla de su propia historia y de su capacidad de adaptación. Cada estructura, desde la más antigua hasta la más moderna, representa una solución a un desafío de conectividad en un momento dado, permitiendo que la ciudad creciera, que sus habitantes se desplazaran y que las mercancías circularan. Son, en muchos sentidos, las cicatrices visibles de un crecimiento orgánico y, a veces, complejo.

Estos puentes no son solo elementos funcionales; muchos de ellos tienen un valor estético o histórico que contribuye al paisaje urbano, aunque no siempre se les reconozca. Pasear por la ciudad Oviedo con la mirada atenta permite descubrir estas estructuras, comprender su papel en la configuración de calles y barrios, y apreciar la ingeniería y el trabajo que implican. Lejos de ser un simple dato para una anécdota, la profusión de puentes es un reflejo del carácter de una ciudad que ha sabido superar sus accidentes geográficos e históricos para tejer una red vital que une pasado y presente.

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