jueves, 10 julio 2025

La nueva norma de la DGT sobre los adelantamientos a ciclistas que casi nadie está cumpliendo bien

La nueva norma de la DGT sobre los adelantamientos a ciclistas ha introducido un matiz crucial que, para una abrumadora mayoría de conductores, sigue siendo un completo desconocido. Todos hemos interiorizado el mantra del metro y medio de distancia lateral, pero la realidad legal es ahora mucho más exigente y específica. La última modificación de la Ley de Tráfico, impulsada por la Dirección General de Tráfico, no solo ratifica esa distancia mínima, sino que añade una obligación que lo cambia todo en determinadas circunstancias. Se trata de un cambio sutil en el texto legal, una modificación que ha pasado desapercibida para una gran mayoría de conductores, pero cuya ignorancia puede tener consecuencias muy graves, tanto en términos de seguridad como de sanciones.

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Este desconocimiento generalizado convierte una de las maniobras más delicadas de la conducción en una ruleta rusa. Muchos conductores creen actuar correctamente al ceñirse al metro y medio, sin ser conscientes de que están infringiendo la ley y, lo que es peor, poniendo en riesgo la vida del ciclista. El problema no reside en una mala fe generalizada, sino en una falta de comunicación o de atención a los detalles de una normativa que busca proteger al usuario más vulnerable de la vía. Explorar a fondo esta nueva exigencia de la DGT es un ejercicio de responsabilidad, una maniobra que pone en grave riesgo la integridad del ciclista, y es fundamental para fomentar una convivencia segura y respetuosa en nuestras carreteras.

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LA SEGURIDAD DEL CICLISTA COMO OBJETIVO PRIORITARIO

Fuente Pexels

¿Por qué este endurecimiento de la norma por parte de la DGT? La respuesta se encuentra en la física y en la cruda estadística de siniestralidad. Al adelantar a un ciclista, incluso guardando el metro y medio, el vehículo a motor genera una turbulencia de aire. Este efecto, conocido como rebufo o efecto succión, puede desestabilizar al ciclista, provocando que se tambalee o incluso que caiga. Cuanto mayor es la velocidad y el tamaño del vehículo que adelanta, más peligrosa es esta turbulencia. La distancia de 1,5 metros reduce el riesgo, pero no lo elimina. El cambio de carril completo es la única maniobra que realmente anula este peligro, el conocido como ‘efecto rebufo’ puede desestabilizar al ciclista de forma imprevisible.

Al obligar al conductor a cambiarse por completo de carril, se crea una zona de seguridad mucho más amplia. Ya no se trata de calcular a ojo si se está dejando la distancia adecuada, sino de ejecutar una maniobra clara que garantiza un espacio más que suficiente. Esta medida de la DGT protege al ciclista no solo de la succión del aire, sino también de cualquier imprevisto, como un bache en el arcén o un movimiento brusco del propio ciclista para esquivar un obstáculo. Es, en la práctica, darle al ciclista todo un carril como margen de seguridad durante el adelantamiento, un verdadero ‘santuario’ de seguridad que elimina prácticamente cualquier imprevisto, una protección integral que va mucho más allá de una simple medida.

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