Castilla y León, con su vasta riqueza paisajística y patrimonial, guarda rincones que parecen sacados de un cuadro. Uno de ellos se encuentra en la parte suroccidental de la provincia de Ávila, donde, entre pinares, alcornoques y castaños del Valle del Tiétar, florece un pequeño pueblo lleno de encanto llamado Piedralaves. Esta villa, descrita por Camilo José Cela como “linda y minúscula como una flor”, ha cautivado a escritores, cineastas y viajeros gracias a su singular belleza y su ambiente sereno.
No es casualidad que otros grandes como Pío Baroja y Juan Ramón Jiménez también se hayan rendido ante el embrujo de este rincón de Castilla y León. Su arquitectura tradicional, su entorno natural intacto y su aire de autenticidad han servido incluso como escenario para películas tan emblemáticas como ‘El Lazarillo de Tormes’ o ‘El ruiseñor de las cumbres’. Hoy, Piedralaves se reivindica como una escapada perfecta, especialmente en verano, cuando sus pozas naturales ofrecen el alivio más puro frente al calor.
1Piscinas naturales entre montañas en Castilla y León

Castilla y León sorprende en Piedralaves con uno de sus tesoros más refrescantes: la Charca de la Nieta. Esta piscina natural, profunda y de aguas limpias, debe su nombre a una planta que crecía en su ribera y ha sido desde hace décadas un punto de encuentro veraniego. Remodelada a mediados del siglo XX, aprovecha un antiguo azud que retenía el agua para un molino cercano, y forma un paraje ideal para zambullidas y descanso.
A pocos pasos se encuentra la Charca de la Abuela, más pequeña y poco profunda, perfecta para las familias con niños. Ambas pozas están unidas por un pequeño puente y rodeadas de un entorno cuidado, con graderíos, mesas, un chiringuito estival y espacios para tomar el sol. Es un rincón de Castilla y León donde la naturaleza y el ocio se fusionan de forma armoniosa, permitiendo pasar una jornada completa sin echar nada en falta.