viernes, 11 julio 2025

Cuidado con tu tarjeta contactless: este es el dispositivo que usan los ladrones para robarte en el metro sin que te enteres

La tecnología contactless ha transformado la manera en que pagamos en nuestro día a día, convirtiendo un gesto tan simple como acercar una tarjeta a un terminal en la forma más rápida y cómoda de realizar compras. Sin embargo, esta misma sencillez que tanto valoramos se ha convertido en una puerta de entrada para una nueva estirpe de ladrones que operan con una sutileza aterradora. Lejos de los tirones y los hurtos tradicionales, estos delincuentes actúan en las aglomeraciones del metro o del autobús sin que nos demos cuenta, utilizando dispositivos portátiles para vaciarnos los bolsillos a distancia y sin dejar más rastro que un pequeño cargo en nuestra cuenta bancaria.

Publicidad

Este método de robo, que parece sacado de una película de espías, es una amenaza real y cada vez más extendida en las grandes ciudades españolas. El delincuente no necesita tocarte, no necesita ver tu tarjeta ni mucho menos conocer tu número PIN. Le basta con estar lo suficientemente cerca de ti durante unos segundos, aprovechando el inevitable roce en un vagón abarrotado a primera hora de la mañana. La víctima sigue su camino ajena a todo, mientras el ladrón ya ha conseguido su botín. Es un crimen casi perfecto, silencioso y que aprovecha la confianza que hemos depositado en la tecnología contactless para operar con total impunidad.

2
EL METRO, UN PARAÍSO PARA LOS CARTERISTAS DIGITALES

Fuente Pexels

Las redes de transporte público, y en especial el metro en hora punta, son el coto de caza predilecto para estos delincuentes. Las condiciones son idóneas: aglomeraciones, contacto físico inevitable y un sinfín de distracciones. Los pasajeros están pendientes de sus móviles, de la música de sus auriculares o simplemente absortos en sus pensamientos, ajenos a quién tienen al lado. Este entorno caótico proporciona al ladrón la cobertura perfecta para moverse entre la gente, rozando su dispositivo oculto contra bolsos y bolsillos traseros con total discreción. Nadie sospecha de un simple roce en un vagón atestado.

Aunque el metro es el escenario principal, esta técnica de robo es aplicable a cualquier lugar donde se produzcan grandes concentraciones de gente. Conciertos, festivales, manifestaciones, las rebajas en unos grandes almacenes o las colas para entrar a un evento deportivo son también zonas de alto riesgo. La lógica del delincuente es simple: a mayor número de personas juntas, mayor es la probabilidad de éxito y menor el riesgo de ser descubierto. El ladrón se convierte en un fantasma que se mueve entre la multitud buscando la proximidad necesaria para efectuar el cobro, explotando el anonimato que le proporciona la masa.

Publicidad
Publicidad