El metabolismo puede empezar a funcionar diferente a partir de los 40 años; el peso se gana con más facilidad, cuesta más perderlo y los niveles de energía parecen disminuir sin explicación aparente. El cuerpo deja de responder igual y comienza a ralentizarse de forma natural con la edad, lo que afecta directamente al funcionamiento del organismo, la quema de calorías y la manera en la que el cuerpo utiliza los nutrientes. Pero, aunque el cambio es real, también es reversible en buena parte.
Lo interesante es que activar el metabolismo no siempre requiere cambios drásticos ni entrenamientos extremos. Según distintos estudios y recomendaciones de expertos en salud y nutrición, existe un hábito sencillo, al alcance de todos, que puede marcar una gran diferencia: mantener una rutina diaria de fuerza muscular moderada. A continuación te explicamos cómo funciona este proceso y por qué puede convertirse en tu mejor aliado tras cumplir los 40.
1El metabolismo y la pérdida de masa muscular con la edad

El metabolismo está directamente ligado a la masa muscular. Cuanta más masa magra tiene el cuerpo, más calorías quema en reposo. Entre los 30 y los 35 años se empieza a perder músculo de forma progresiva, y esta pérdida se acentúa a partir de los 40 si no se hace nada para evitarlo. Ese descenso contribuye al conocido “ralentizamiento metabólico”, que hace que todo, desde la digestión hasta la quema de grasa, se vuelva más lento.
Por eso, uno de los mayores errores es dejar de lado la actividad física o centrarse únicamente en ejercicios cardiovasculares. El metabolismo necesita estímulos que mantengan activo el tejido muscular. Incorporar ejercicios de fuerza, aunque sean ligeros, como sentadillas con el peso del propio cuerpo, flexiones apoyadas o uso de bandas elásticas, al menos tres veces por semana es una forma efectiva de preservar la musculatura y activar el metabolismo de manera continua.