Los pensamientos repetitivos son una de las formas más comunes de malestar psicológico. Pueden aparecer como dudas constantes, autocrítica, anticipación de problemas o recuerdos que vuelven una y otra vez sin darnos tregua. Aunque a veces se relacionan con situaciones reales, su persistencia llega a afectar la concentración, el sueño y el estado de ánimo. Se trata de un bucle mental que, si no se atiende, puede escalar a niveles de ansiedad o incluso depresión.
En los últimos años, la psicología ha profundizado en técnicas que buscan romper este ciclo sin recurrir de inmediato a medicación. Una de ellas es la llamada “técnica de distanciamiento cognitivo”, utilizada en terapias de tercera generación como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Esta herramienta, basada en la observación y no en la lucha contra los pensamientos repetitivos, se está convirtiendo en una aliada eficaz para muchas personas que desean recuperar su paz mental.
2Los pensamientos repetitivos y la técnica del distanciamiento cognitivo

Una de las claves que proponen los psicólogos para reducir los pensamientos repetitivos es dejar de identificarse con ellos. La técnica del distanciamiento cognitivo consiste en observar lo que pasa por la mente como si se tratara de una película o una voz externa. En lugar de pensar “no soy capaz” o “todo va a salir mal”, se entrena a la mente a decir “mi mente me está diciendo que no soy capaz”. Este pequeño cambio de lenguaje abre una distancia emocional entre el pensamiento y la identidad personal.
Aplicar esta técnica no implica ignorar o negar lo que se piensa, sino quitarle la autoridad absoluta. Los pensamientos repetitivos, al verse desde fuera, pierden fuerza e intensidad. Para practicar el distanciamiento cognitivo, se recomienda escribir lo que pasa por la cabeza sin filtros y luego leerlo como si fuera un guion ajeno. Muchas personas descubren así que sus ideas más recurrentes son exageraciones, juicios sin base o simplemente frases aprendidas que se repiten sin ser ciertas.