sábado, 12 julio 2025

Descubre el secreto para unas gambas rebozadas súper crujientes y llenas de sabor

Las gambas rebozadas son uno de esos clásicos que nunca pasan de moda. Crujientes por fuera, jugosas por dentro y con ese sabor marino tan reconocible, funcionan igual de bien como aperitivo, entrante o parte de una comida informal. Aunque muchos piensan que se trata de una receta sencilla, lo cierto es que lograr un rebozado perfecto, dorado y con textura ligera, tiene sus trucos. Y una vez se dominan, el resultado puede rivalizar con el de cualquier restaurante especializado.

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Lo importante de unas buenas gambas rebozadas no solo está en la calidad del producto, sino también en el tratamiento de cada paso; desde la elección del rebozado, hasta la temperatura del aceite. Esta receta no requiere ingredientes difíciles de conseguir, pero sí un poco de atención al detalle. A continuación, te explicamos todo lo necesario para conseguir unas gambas rebozadas súper crujientes y llenas de sabor, tal como las hacen los expertos.

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Preparación para un rebozado perfecto

Fuente: Freepik

Lo primero es secar bien las gambas con papel de cocina para que el rebozado se adhiera correctamente. A continuación, se salpimentan ligeramente y se pasan primero por harina, luego por huevo batido y finalmente por pan rallado. Si se quiere un resultado extra crujiente, se puede repetir el paso del huevo y el pan rallado una segunda vez. Es clave no saltarse el orden del empanado y hacerlo justo antes de freír, para que las gambas no absorban humedad.

El aceite debe estar caliente, a unos 170-180 ºC, pero no humeante. Se recomienda freírlas en tandas pequeñas para que no baje la temperatura del aceite. Bastan unos 2-3 minutos por tanda, hasta que estén doradas. Al sacarlas, se colocan sobre papel absorbente. Este paso es esencial para que las gambas rebozadas mantengan su textura crujiente sin resultar pesadas. No hace falta más que una pizca de sal final para realzar el sabor.

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